Grecia se convirtió en el pasatiempo perfecto para los inversores (y también los periodistas) desde que el Banco Central Europeo (BCE) anunciase su programa de compra de deuda hasta que realmente ponga en marcha el esperado QE europeo. Las elecciones de Grecia en las que Syriza consiguió la victoria se celebraron tres días después del anuncio histórico del BCE y el sí definitivo de Alemania a la ampliación del rescate llegó cuatro días antes de que la entidad empiece a disparar su bazuka.
En este periodo de transición, los inversores han tenido tiempo para preocuparse por la situación en Atenas, para olvidarla después y, por último, volver a centrarse en las dos letras mágicas: QE. El Ibex avanzó en febrero un 7,45%, su mayor subida desde octubre de 2013. En aquellos meses, España recibía oleadas de dinero extranjero ya que el país volvía a ponerse de moda. El entonces presidente del Santander, Emilio Botín, advertía que era "un momento fantástico para España, llega dinero de todas partes" y Morgan Stanley celebraba las oportunidades atractivas que ofrecía el mercado español con su informe Viva España.