El impulso que para el Banco Santander supuso la llegada de Ana Botín a la presidencia podría estar diluyéndose. El consenso de mercado, que mejoró entonces su recomendación a "mantener", vuelve ha rebajarle la valoración a "vender" en el último mes.
El desembarco en la presidencia de la entidad de la hija de Emilio Botín tras su fallecimiento fue visto con buenos ojos por las firmas de análisis, que devolvieron al Banco Santander un consejo de mantener que no lograban de manera estable desde el 2012.
Ana Botín conseguía el voto de confianza de los analistas tras dar varios giros a la política de su padre en las pocas semanas que lleva al frente del gran banco español. Entre ellos, destaca la ampliación de capital de 7.500 millones de euros que anunció a principios de año junto con su nueva política de dividendos.
Respaldo que, sin embargo, parece haberse disipado en los últimos días, concretamente desde que a principios de febrero confirmara los resultados anuales que ya había adelantado: un beneficio neto de 5.816 millones de euros, un 39% más que en 2013 por menores provisiones.
La desconfianza que ha vuelto a recoger Banco Santander entre las firmas de análisis se refleja en la recomendación de vender que de media recoge en el último mes y en la rebaja que le han aplicado a su precio objetivo, que ha pasado de los 6,74 euros en los que el consenso valoraba sus acciones a principios de febreros a los 6,65 euros actuales.
Desde la perspectiva técnica, las noticias no son mejores. Banco Santander abrió un hueco bajista desde la zona de los 6,70 euros tras anunciar la ampliación de capital que ahora intenta tapar sin éxito perse al buen comportamiento de la banca europea en el parqué.
Según Joan Cabrero, director de estrategia de Ecotrader, aquel hueco bajista hizo que Santander "haya perdido el momento alcista", por lo que, en su opinión, podría "rellenar ese hueco", pero es "mejor mirar a otro lado" en el sector bancario.