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Los nuevos problemas financieros se unen a las viejas dudas económicas en China

Javier G. Jorrín
28/01/2014 - 14:50 | 07:50 - 29/01/14

A las dudas sobre la ralentización económica de China y su cambio de modelo de crecimiento se unen los problemas financieros en el país. El foco de la incertidumbre en los emergentes es China.

El hard landing (aterrizaje forzoso) de China ha vuelto a saltar a primera línea de la economía mundial después del Foro de Davos celebrado la semana pasada. La preocupación por el enfriamiento del crecimiento del país ante los pobres indicadores económicos cosechados en las últimas semanas se une ahora a las dudas que genera el sistema financiero del país y la abultada deuda de las corporaciones locales. Un mal dato de PMI manufacturero en el país ha sido el desencadenante de las grandes dudas que viven ahora los países emergentes, con fuertes correcciones de precios de activos financieros y de divisas.

El dato adelantado por HSBC de la encuesta a los gestores manufactureros anticipa la primera contracción de este indicador desde septiembre de 2012 y vuelve a disparar las dudas sobre la capacidad del país para mantener su ritmo actual de crecimiento. El cambio de modelo económico que intentan incentivar las autoridades chinas, desde una economía sustentada por el sector exterior y salarios en el umbral más bajo del mundo; a otro centrado en la consolidación de las clases medias y la demanda interna, no está exento de riesgos.

El fuerte crecimiento de la demografía del país obliga a generar 10 millones de puestos de trabajo anuales, para lo que la economía tiene que crecer a ritmos del 7,2% anual, explicó a finales de 2013 el primer ministro chino, Li Keqiang. El pasado ejercicio el PIB de China creció un 7,7%, rimo que tendrá difícil conservar en los próximos años con unas condiciones crediticias mucho más estrictas ante los intentos de los líderes del país por frenar el avance de los préstamos financieros fuera de balance, el llamado sistema bancario en la sombra (shadow banking). "Las previsiones más conservadoras apuntan a que podría tener un tamaño del 40% del PIB del país", advierte Javier Santacruz, analista de Oro y Finanzas.

Para frenar las distorsiones y los riesgos de las entidades del país, desde el Banco Popular Chino han optado por restringir la liquidez en el mercado, una situación que ha provocado episodios de elevada tensión en el mercado interbancario en los últimos meses. El tipo de interés de los repos (operación con pacto de recompra) a siete días ha llegado a superar el 6% en la última semana, lo que obligó al banco central a inyectar 48.600 millones de dólares la semana pasada para frenar las tensiones. No es la primera vez que ocurre, pero sí que se percibe un aumento en la recurrencia de esta volatilidad en el mercado interbancario.

Las dudas también han alcanzado al mercado de bonos soberanos y el riesgo de impago comienza a sobrevolar a algunas corporaciones locales. "Es evidente que la creación de créditos en China ha sido superior al crecimiento económico durante algún tiempo" advierte Dominic Rossi, director mundial de inversiones de renta variable de Fidelity, hasta el punto de que la deuda total del país (pública, empresarial y de los hogares) ha alcanzado el 200% del PIB, según los datos publicados por el banco central del país. La situación se complica en el caso de las corporaciones locales, cuyo pasivo tiene ya un tamaño del 32% del PIB, según los datos de la Oficina de Auditoría Nacional. El temor de los inversores ante algún hipotético default se ha visto reflejado en el avance del seguro por impago del bono chino, el CDS, que el lunes marcó máximos desde agosto por encima de los 160 puntos.

"Al final, poco a poco se sientan las bases de un problema de confianza que el Gobierno ha tratado de combatir con reformas aun no cuantificadas y sin un calendario claro. La política verbal tiene sus límites", advierte José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi en España. Este nuevo problema del gigante asiático podría afectar al viejo temor de la ralentización de la economía del país y enfriar todavía más su PIB. "La reducción del tamaño del sistema bancario en la sombra tendrá un impacto sobre el crecimiento del país que no se resolverá en menos de 2 o 3 años", advierte Santacruz. La contracción del crédito, necesario a largo plazo, podría poner más trabas al avance del país a corto.

"En un país que carece de mercados financieros maduros como los que tenemos en Occidente, la magnitud de la deuda comparada por el tamaño y la experiencia del mercado financiero es un motivo de preocupación", explica Rossi, "en última instancia, creo que veremos una menor tasa de crecimiento económico a resultas de ello".

El mal menor

A pesar de las dificultades que atraviesa la economía china, los analistas son más prudentes que alarmistas. Al fin y al cabo, destacan, se trata de una decisión positiva para el crecimiento sostenible del país en el medio y largo plazo. "Las reformas salidas de la tercera Asamblea Plenaria deberían reforzar la transparencia y la responsabilidad y la mejora de la regulación debería contener los riesgos en la actividad bancaria informal", advierten desde Fidelity. "Sigo pensando que las autoridades chinas tienen margen para actuar a corto plazo limitando sus efectos más negativos", indica Campuzano.

Sin embargo, un motivo de especial preocupación a nivel mundial es el gran tamaño que tiene ya China, segunda economía del mundo, y el efecto arrastre que tiene sobre el resto de emergentes. En las últimas sesiones Argentina se ha mostrado incapaz de controlar el precio del peso y ha sufrido una devaluación del 15% frente al dólar, que ha provocado a su vez una fuerte caída de otras divisas como la lira turca o la rupia india. Mientras China sigue con su proceso de transformación interno y afrontando los nuevos problemas derivados de una política monetaria laxa y una regulación baja en los últimos años, el resto de emergentes miran al dragón asiático con la preocupación de sus efectos colaterales.