En cada uno de los trimestres que hemos dejado atrás las empresas del S&P 500 han ido reduciendo "el factor sorpresa" sobre las estimaciones. Pero queda poco margen para engordar los beneficios vía recorte de costes.
Los prolegómenos de la temporada de resultados no pueden ser más interesantes. Wall Street se resiste a corregir con fuerza esperando a ver qué tienen que decir las empresas porque la Reserva Federal le ha regalado tiempo. Le ha regalado tiempo aprobando su QE3 con un mercado en máximos (los anteriores estímulos llegaron tras una fuerte corrección), lo que no sabemos si es un guiño para que las empresas se pongan manos a la obra.
Estados Unidos se juega mucho los próximos meses. Independientemente de las elecciones el 6 de noviembre, que traerán necesariamente cambios en la economía, está sobre la mesa la necesidad de crear empleo. Es el objetivo de la Fed, pero no puede hacerlo solo, ya que las empresas tienen que poner algo de su parte. Por eso la temporada de resultados tiene un plus de interés.
En los últimos trimestres, las empresas americanas han ido batiendo las previsiones de los analistas de forma más moderada cada vez. Y han sorprendido a los analistas más en beneficios que en ingresos, como puede ver en el gráfico.
Con una economía global más débil, un dólar más fuerte (el impacto en el tercer trimestre de 2012 va a ser importante porque el euro ha cotizado de media a 1,2511 dólares en entre junio y septiembre frente a las 1,4124 veces del mismo periodo del año anterior) y un consumidor americano que sigue flojo, incrementar las ventas por encima de lo que se esperaba era más difícil. Para sorprender había que irse a batir las expectativas de beneficio y eso se ha hecho a base de recortar costes (con el consiguiente impacto en el empleo).
En los últimos trimestres las empresas americanas han sido cada vez más hábiles a la hora de exprimir sus ingresos. De acuerdo con datos de FactSet, se espera que entre el 30 de junio y el 30 de septiembre, las compañías americanas que componen el índice S&P 500 hayan convertido en beneficio neto un 11,95% de sus ingresos. El trimestre anterior, este ratio -el margen neto- se había situado en el 11,84%. Es casi el mismo, pero el cambio es muy significativo si se tiene en cuenta que en el tercer trimestre del año pasado se transformaban de media un 5,67% de los ingresos en beneficios.
Esta situación especial -las empresas tienen que atreverse a invertir o contratar para crecer de forma más sana al futuro- otorga interés a la temporada de resultados, tanto para las previsiones a corto plazo, como a largo.
Evidentemente, si se sigue optimizando el margen neto, y se vuelven a batir previsiones vía beneficios -algo que no tendría que ser una misión imposible porque las revisiones a peor son continuas desde el mes de junio, lo que ha puesto más fácil que se sorprenda- el efecto será positivo para la bolsa americana porque se revisarán las estimaciones de beneficio y eso dará algo de carril alcista a la renta variable.
Pero para ir mas allá, que es lo que nos estamos jugando ahora, es probable que los inversores necesiten más estímulos y no sería mala idea que las empresas, aún a costa de esos márgenes, dieran a entender que están dispuestas a colaborar con Bernanke y optimizar menos los ingresos a favor de las inversiones.
Los primeros valores en los que se buscarán pistas serán las cifras de Chevron y Alcoa, que llegarán el próximo día 9. Pero a partir de esa fecha, tendremos resultados todos los días, como puede ver en el gráfico.