El incendio mundial provocado por la crisis del Covid-19 está dejando a las principales bolsas del mundo arrasadas tanto por la evolución en los parqués como, sobre todo, por el agujero provocado en los beneficios de sus compañías.
Desde que comenzó a reflejarse este shock en las bolsas, allá por el 24 de febrero, los analistas han ido recortando sus previsiones de beneficio constantemente. Si bien es cierto que estas previsiones siempre van a rebufo de lo que indican los parqués y que más que un indicador adelantado (al ser estimaciones a futuro) son un termómetro para medir cómo de grave será esta crisis para las empresas y su correlación con las evoluciones de los índices.
En este sentido, el termómetro marca claramente que el Ibex va a ser el selectivo que más va a acusar esta crisis. Desde el comienzo de la misma, el consenso de analistas que recoge FactSet ha recortado la estimación de beneficio por acción (BPA) del índice en un 43,5% hasta dejarla en 408 euros por acción, frente a los tijeretazos del 35,5% en el caso del Cac francés, del 29,4% en el del Dax alemán o del 28% de la principal referencia del Viejo Continente, el Stoxx 600. Al otro lado del Atlántico el golpe ha sido un poco más amortiguado y sólo se ha llevado un 23% del beneficio esperado hace dos meses.
Reflejo de la asimetría del impacto previsto en según qué zonas, las bolsas también se han comportado de distinta manera, siendo el parqué nacional el más castigado por los inversores con una caída del 28%, 11 puntos superior a la del Stoxx 600.
Pese a esta mayor corrección, los múltiplos se han expandido en una mayor proporción en el caso del Ibex, que ha pasado de cotizar en relación a sus beneficios (PER) de 13,7 veces a finales de febrero a hacerlo en 16,7 veces, lo que lo deja más caro que el Dax alemán y casi tanto como el propio Stoxx 600, cuyo PER es de 17,2 frente a las 15,5 veces de hace dos meses. El peor escenario para la bolsa española "tiene mucho que ver con el peso del sector bancario, donde las revisiones a la baja de previsiones está siendo sustancial por la entrada en recesión, escenario de tipos bajos, mayores provisiones... además de una elevada exposición a Latinoamérica y a sus divisas", explica Natalia Aguirre, analista de Renta 4.
Desde AXA IM se muestran pesimistas con el futuro a corto plazo y recuerdan que "en la crisis de 2008 los múltiplos de valoración globales se contrajeron hasta la zona de las 10 veces mientras que ahora se encuentran todavía en el entorno de las 14 veces, por lo que esperamos importantes caídas bursátiles".
El tijeretazo sobre las previsiones de beneficios han dejado la estimación actual en un BPA para el Ibex de 408 euros por acción, lo que supone el peor dato desde el ejercicio de 2012, cuando se registró un beneficio por acción de 280,6 euros. A su vez, supone una caída de casi el 40% con respecto al dato de 2019, que fue de 670 euros. En el caso del Stoxx 600, que se prevé que cierre el año con un descenso del BPA del 23% con respecto a 2019, supondría la cifra más baja desde 2009. Otra muestra de la fortaleza relativa de Wall Street es que su beneficio por acción solo caería a niveles de 2017 en este contexto. "De media, la caída de los beneficios en el S&P 500 desde máximos a mínimos en una crisis de esta envergadura ha sido del 22%", explican desde MFS. "El problema es que no creemos que esta vaya a ser una crisis típica y ahora los inversores se enfrentan a la falta de visibilidad sobre cuán grave puede ser la caída de los beneficios", añaden desde la gestora.
El incendio no solo ha quemado gran parte de la cosecha de este año sino que la tierra quemada también tendrá un fuerte impacto sobre los beneficios del año que viene, tal y como está apuntando el consenso de analistas que recoge FactSet, que ha reducido su previsión del BPA en un 25% en los últimos dos meses.