El mercado ha proyectado en los últimos días uno de los caminos que puede seguir el Banco Central Europeo (BCE) durante los próximos meses, tras la finalización del programa de compras de deuda al cierre del presente ejercicio. El apetito por los bonos alemanes de larga duración -la deuda a 10 años (Bund) ha repuntado un 2% en 4 semanas y el papel a 30 casi un 7% en el mismo periodo- anticipa que la institución monetaria primará los plazos más amplios a la hora de reinvertir los bonos que vayan venciendo para mantener a la inflación cercana al 2%, según su mandato, y para seguir acompañando a la economía de la eurozona, sobre la que se acumulan las incertidumbres (Italia, Brexit, guerra comercial...).
Las compras de bonos de Alemania a 30 años redujeron su interés hasta el 0,83% por primera vez desde noviembre de 2016 -ver gráfico I-, mientras que la rentabilidad ofrecida por el Bund está en mínimos de junio de 2017 actualmente. Este comportamiento ha hecho que la curva (diferencial) entre ambos se sitúe en mínimos de los últimos 2 cursos, al quedarse en torno a los 60 puntos básicos, y también en niveles de las mismas fechas en el caso del 30 respecto al 2 años (corto plazo) -ver gráfico II-.
Para el equipo de analistas de Ostrum (filial de Natixis) "este aplanamiento de las curvas podría reflejar las expectativas de extensión de los vencimientos de los bonos en los que el BCE reinvertirá el dinero del programa de compra durante 2019".
Efectivamente, este estrechamiento del interés que ofrecen los cupones del bono a 30 y del papel a 10 años se podría entender como la anticipación de los pasos de un BCE que, preocupado por la desaceleración del crecimiento económico, busque que familias y empresas puedan financiarse a largo plazo con un coste inferior, usando el efectivo de los bonos a corto plazo que vayan venciendo para adquirir las mismas cantidades pero en activos a largo plazo (operación conocida como twist).
Sin duda, el mercado espera que este jueves explique, si no todos, parte de sus planes en la reunión que celebra el comité de política monetaria este jueves, la última de 2018. "Sería erróneo pensar que el final del programa de compra de activos del banco central marcará el final de su política acomodaticia, ya que el BCE está claramente en control y tiene importantes herramientas políticas a su disposición para llevar a cabo sus funciones", reconoce Franck Dixmier, director global de renta fija de Allianz Global Investors.
Tres herramientas en particular serán claves en 2019: "Los términos de la política de reinversión del BCE (horizonte, duración de los nuevos bonos comprados, asignación entre deuda pública y corporativa); el momento de la primera subida de los tipos de interés (que los analistas retrasan ya hasta 2020); y la capacidad de ofrecer nuevos préstamos a largo plazo para satisfacer las necesidades de los bancos", concluye el experto de la firma de inversión alemana.