En ocasiones es difícil asociar la mosca de la fruta y el genoma humano con una compañía de 6.390 millones de dólares en capitalización bursátil. Eso mismo le ocurrió a Corey S. Goodman, cofundador de Exelixis, cuando barajaba el futuro de la empresa hace casi un cuarto de siglo. "Resulta que dichas moscas son como pequeñas personas con alas", relata desde la nueva sede de esta biotecnológica en Alameda, California. Tras más de dos décadas "en el negocio del fracaso", como describe Goodman, Exelixis, que formó parte de la cartera Eco30 de elEconomista, logró su golpe de efecto gracias a un compuesto conocido como cabozantinib (cabo, dentro de la jerga del sector) clave en el tratamiento de cáncer de tiroides medular y el carcinoma de células renales. Su excelente seguridad y eficacia ha permitido que la compañía genere ingresos sustanciales | Consulte aquí la cartera modelo de 'elMonitor' al completo.