Que la política crea extraños compañeros de cama es una máxima cuya autoría se la discuten figuras de la talla de Henry Kissinger, Winston Churchill o incluso Groucho Marx. Y lo cierto es que, en lo que se refiere a cuestiones diplomáticas, a lo largo de la historia el pragmatismo se ha impuesto a las ideologías. Prueba de ello es que las relaciones exteriores entre España y China fueron establecidas de manera oficial en 1973 entre dos dictadores tan contrapuestos como Franco y Mao Zedong. El ministro de Asuntos Exteriores, Gregorio López Bravo, fue el artífice que hizo posible un acuerdo que se firmó en París en un momento en el que la República Popular China comenzaba a ser aceptada internacionalmente tras la visita de Nixon a Pekín.
Este 45 aniversario contará con la visita del presidente Xi Jinping a nuestro país esta semana. Será el primer viaje con este rango desde el de su antecesor, Hu Jintao, en 2005, aunque el actual dirigente ya estuvo brevemente en España en noviembre de 2016, cuando realizó una breve escala en Gran Canaria. Rajoy viajó tres veces a China, en 2014, 2016 (para participar en la cumbre del G20 en Hangzhou) y 2017 (Foro sobre la Ruta de la Seda).