última Estrategia
Recomiendo recoger beneficios parciales en VALEO. Aprovechamos la fuerte subida de las últimas sesiones para recoger parte de los frutos, para lo cual pueden cerrar la mitad de la posición inicial.
Recomiendo comprar al 50% de un lote ZOOM. Es un valor con una orientación de largo plazo en la que la idea es soportar si hay más caídas y que solamente me plantearía reducir, que no vender, si pierde los 60 dólares

A cuánta rentabilidad se renuncia por vender acciones antes de tiempo

7:30 - 28/03/2018

La volatilidad ha vuelto y puede llevar a muchos inversores poco acostumbrados a estos vaivenes a deshacer posiciones ante sustos puntuales; los expertos defienden que es un error para quien invierte a largo plazo.

El impacto que tienen las emociones en las decisiones de inversión es tan importante que incluso hay un nombre académico para definirlo: behavioural finance. De hecho, es tan importante que el año pasado el Premio Nobel de Economía ha recaído precisamente en uno de los economistas que más ha estudiado el impacto que el sentimiento tiene en la economía, Robert Thaler. En los últimos meses, han sido varios los acontecimientos que han puesto a prueba la sangre fría que debe tener cualquier inversor que decida destinar parte de su ahorro a la inversión en bolsa. Desde el Brexit, pasando por la elección de Donald Trump como presidente de EEUU, hasta las más recientes crisis del mes de febrero, cuando en EEUU se publicó un dato de salarios demasiado bueno que devolvió a la mesa del inversor el riesgo de un aumento de inflación no descontada por el mercado, o la vista la semana pasada tras la decisión de EEUU (otra vez EEUU) de imponer aranceles a las importaciones lo que se interpretó por el mercado como el primer paso hacia una guerra comercial entre EEUU y China, las dos grandes potencias económicas del mundo.

En todos esos casos, la reacción de los mercados ha sido clara: fuertes caídas en bolsa y aumento de una volatilidad que llevaba años dormida gracias a las políticas monetarias que han llevado a cabo en los últimos años los bancos centrales a ambos lados del Atlántico. Un contexto con el que gestores y analistas parecen estar contentos ya que no se cansan de repetir aquello de que la volatilidad y las caídas de mercado no son otra cosa que oportunidades para comprar a menores y, por tanto, mejores precios, pero que no suele gustar a los inversores, que temen que las caídas en principio puntuales acaben por convertirse en una corrección que dilapide sus ahorros.

Sin embargo, la estadística dice que eso no suele ocurrir, al menos no para el inversor que tenga un horizonte de largo plazo. "Por desgracia en la bolsa nadie toca la campana para avisarnos de cuando entrar o salir de una inversión. Lo bueno es que el que quiere hacer crecer su capital a largo plazo no especula, sino que invierte", apuntan desde Allianz Global Investors, al tiempo que definen lo que entienden por especulador (apostar a corto plazo por movimientos en las cotizaciones) e inversor (poner el dinero a trabajar a medio y largo plazo). Lo hacen en un estudio titulado "Los 7 hábitos de los inversores de éxito" en el que también cuantifican las diferencias que obtiene alguien que mantiene su inversión a largo plazo con otra persona que entra y sale del mercado con tanta frecuencia perdiéndose así las mejores sesiones que la renta variable ha tenido en un periodo tan largo como 25 años. Y, ojo, porque las mayores diferencias se encuentran en bolsa europea ya que según sus cálculos alguien que entrara en el MSCI Europe hace 25 años habría obtenido una rentabilidad del 8,66% anualizado pero si ese inversor se hubiera perdido por estar entrando y saliendo del mercado las 20 mejores sesiones, la ganancia se hubiera reducido a niveles del 2,48% y de haber dejado pasar las 40 mejores jornadas, incluso habría perdido dinero, un 1,46% anual. Y lo mismo sucede aunque el inversor solo se pierda los cinco mejores días de mercado de los últimos 25 años, ya que como apunta Fidelity, un inversor que invirtiera en el S&P500 en 1992 tendría al cierre de 2017 una rentabilidad total acumulada del 910%, el doble que el 570% que se habría revalorizado la cartera de alguien que se perdiera solo las cinco mejores sesiones.

No en vano, hay que tener en cuenta que estar fuera del mercado en esas sesiones hubiera supuesto también renunciar al efecto de la capitalización o el interés compuesto , esa octava maravilla del mundo según dicen que dijo Albert Einstein, que tan importante es cuando se invierte y que no es otra cosa que reinvertir los beneficios que genera una inversión en esa misma inversión para maximizar el capital final. La prueba de que, como explica Fernando Luque, "la gente que mira su cartera todos los días obtiene peores resultados".

Estas diferencias se repiten también en el caso de los inversores de fondos y así lo recoge el estudio "Mind the Gap 2016" publicado por Morningstar en 2017 que compara el rendimiento medio de los fondos de inversiónen los últimos cinco años, el retorno medio de los partícipes y el rendimiento de un partícipe que no hiciera ningún movimiento a lo largo del año teniendo en cuenta tanto el efecto de las entradas y salidas de efectivo de las compras y ventas de participaciones como el aumento del patrimonio del fondo. Su conclusión es que durante el período de cinco años hasta el 31 de diciembre de 2016, el gap que ha asumido el inversor está entre entre el -1,40% al 0,53% por ciento por año de media.