La crisis europea puede estar detrás de las revisiones a peor que se están viendo en Wall Street.
¿Son los analistas demasiado pesimistas? La temporada de resultados de enero empezó ayer con los de Alcoa y mantendrá la atención de los inversores durantes las próximas cuatro semanas. Los analistas han rebajado sus estimaciones de forma constante desde hace meses, y ahora piensan que los resultados del S&P 500 van a crecer un mero 6%-8% respecto a hace un año, la primera comparación de un dígito, siguiendo ocho trimestres consecutivos de incrementos de doble y triple dígito.
Claramente, sus revisiones bajistas tienen que ver con los crecientes temores de que Europa entre en recesión. En contra de las preocupaciones de los analistas, tenemos el crecimiento mejor de lo esperado de EEUU en los últimos meses.
Deben esperar que continúe así, como demuestran las expectativas de ventas, en los sectores de consumo discrecional, consumo duradero, farmacia, tecnología de la información y telecomunicaciones, pero que se aplane o caiga para los sectores con una exposición más global: petróleo, financiero, industrial y materiales.
Wall Street casi siempre rebajan sus previsiones de beneficios para el S&P 500. Lo hicieron en todos los trimestres del año pasado y en cada uno de ellos los resultados superaron sus estimaciones. Incluso si esta vez no baten las previsiones rebajadas por la misma magnitud que en los trimestres anteriores, los beneficios pueden crecer un 9%-10% interanual, en vez del 6%-8% pronosticado.
Eso sigue suponiendo una ralentización respecto a los tres primeros trimestres de 2011, pero no debería preocupar mucho a los inversores si las empresas establecen que las condiciones empiezan a mejorar sobre la base de una economía en crecimiento y un entorno de tipos todavía benigno. Y la bolsa puede vivir un rally con esa agradable sorpresa.