Que entremos o no en una recesión global va a depender en buena medida del paso de los días, del tiempo que perdure el confinamiento cada vez más extendido por el globo.
Van a ser cada vez más países los que se van a sumar al quédate en casa. Mientras estemos en esta situación de excepcionalidad seguiremos en shock de oferta, con la cadena de producción rota, y a su vez en shock de demanda, con empresas y consumidores paralizados esperando luz al final del túnel.