Los mínimos que establecieron los principales índices estadounidenses el pasado viernes han sido el suelo, cuando menos temporal, de las caídas de las últimas sesiones, y el punto de origen de un rebote que ya ha servido hasta el momento para recuperar la mitad de toda la virulenta caída.
Este rebote es algo que favorecíamos y que no nos sorprende pero para nada queremos echar las campanas al vuelo ya que no descartamos la posibilidad de que aún podamos ver otro latigazo bajista que vuelva a poner a prueba los mínimos de la semana pasada en Wall Street, donde se encuentra la línea divisoria que separa un contexto potencialmente alcista de uno en el que cabría la posibilidad de ver cesiones hacia soportes críticos de medio plazo como son los 2.730 puntos del S&P 500.
Ante ese riesgo y la volatilidad tan alta que hay en el mercado somos partidarios de aprovechar el rebote para reducir la exposición hasta niveles cercanos al 60%, donde estaríamos más cómodos. Nuestro plan es aprovechar un rebote que sirva para recuperar dos terceras partes de la caída anterior para reducir. Hablamos de niveles como serían los 3.200 del S&P 500.