El mercado es un lugar volátil. Volátil y cambiante. Por ello sin una buena diversificación y control del riesgo, un mal uso de las emociones puede dilapidar un patrimonio. No existen secretos indescifrables, ni técnicas infalibles, y por eso no significan realmente nada cosas tan llamativas como la acontecida en Nvidia, que ayer llegó a subir un 5 por ciento tras presentar resultados y hoy se desploma violentamente; en una jugada que supone replicar exactamente lo sucedido 24 horas antes con Cisco.