El problema de los intentos de ruptura europeos, más o menos convincentes por existir un buen número de resistencias horizontales y crecientes que pueden ser consideradas clave a esta altura de la película, ha sido y sigue siendo el tiempo perdido, no haber sido capaz de seguir la estela de un mercado norteamericano que ahora puede flojear en tendencia sin que ello suponga un problema al otro lado del charco pero frustrando nuevamente el intento de reafirmarla en Europa.