Tras los últimos datos de empleo conocidos el 3 de septiembre, la tendencia en las ventas de bonos considerados refugio persisten. Y se buscan oportunidades en una bolsa especialmente barata. Esta situación ha llevado a la rentabilidad de los bonos japoneses hasta máximos de junio -cotiza en el 1,19%-, mientras que los estadounidenses cotizan en niveles de mediados de agosto -en torno al 2,67%-. Bolságora, como mínimo, aconseja cubrir las posiciones en deuda pública. Ellos lo han hecho. Y han elevado el peso de la renta variable al 60%.
El mercado ha encontrado algo de luz en la evolución de la economía estadounidense y se aferra a ello sin pensarlo demasiado. Los últimos datos de empleo conocidos en EEUU y la actividad manufacturera -ambos fueron mejor de lo previsto- han mitigado el temor de que se produjera en la primera economía mundial una nueva recesión económica.
Justo la señal que esperaban los inversores, ávidos por hincar el diente a una bolsa que cotiza a un PER -número de veces en que el beneficio está recogido en el precio de la acción- muy inferior al del último lustro y década. Algo difícil de ignorar si se toma en cuenta las bajas rentabilidades que ofrece la renta fija actualmente.
"El riesgo ha girado de la bolsa y la perspectiva de una doble recesión, hacia los bonos y la posibilidad de un deterioro en tendencia de las rentabilidades. En el mejor de los casos, los bonos son dinero muerto, y en el peor, los inversores en renta fija afrontan la posibilidad de grandes pérdidas de capital a medio plazo", explica Alain Galibert, consejero delegado de Bolságora.
Esta nueva situación se ha traducido en ventas masivas de bonos considerados refugio, lo que ha supuesto un incremento de la rentabilidad de los activos. Los bonos alemanes cotizan con un rendimiento en torno al 2,3%, lo que contrasta con su mínimo histórico del 2,1% marcado el 31 de agosto. Lo mismo sucede con los bonos estadounideses a 10 años que cotizan con una rentabilidad del 2,6%, frente a mínimo anual de finales de agosto del 2,46%.
Destaca sobre todo, el caso de los bonos neozelandeses y japoneses. Éstos últimos rozan su soporte histórico del 1,2% perdido en el mes de agosto. Sin embargo, "piden una actitud precavida tanto para los alcistas como para los bajistas en el mercado de deuda y teniendo muy en cuenta qué tipo de perfil inversor es el que se tiene antes de dar un paso", explica Carlos Doblado, análista técnico de Bolságora.
En el caso de Nueva Zelanda, el terremoto de la semana pasada ha espantado la demanda por los bonos a 10 años del país. Es decir, se han producido ventas masivas de activos, y con ello, la rentabilidad de los bonos han rebotado desde su mínimo anual del 5,12% marcado el 27 de agosto, hasta el 5,4% actual -cuando cae el precio de los bonos, sube la rentabilidad-.
Por esta razón, y tomando en cuenta que el mercado sigue siendo sensible a cualquier noticia macroeconómica, desde Bolságora recomiendan una estrategia bajista de cobertura a medio plazo sobre el bono a 10 años europeo para los inversores más arriesgados. El objeto no es otro que "cubrir una parte de la cartera de deuda contra el riesgo de una subida de las rentabilidades en tendencia", señalan.
Para aquellos inversores de perfil más moderado, "deberían tomar beneficios y cerrar parte de sus posiciones si las tienen en la zona euro. Siempre pensando que todavía queda por ver es si las rentabilidades han tocado suelo, o se trata simplemente de una pausa en la tendencia", explican desde Bolságora.
El movimiento que ellos han aconsejado en los últimos días va totalmente en esta línea: comprar bolsa (han elevado el peso de la renta variable en cartera del 15 al 60 por ciento) y reducir en bonos, que ya supone tan sólo un 10 por ciento de las misma. Algunas de sus nuevas apuestas son las compañías: KLA Instruments, Cap Gemini y Siemens. Asimismo, en España destacan la entidad financiera Banesto, y le empresa textil Inditex.