Después de dos semanas consecutivas de alzas y ascensos verticales del orden del 9% en los principales índices norteamericanos y del 12% en los europeos, a excepción del Ibesx 35 que subió algo más del 19%, era del todo normal que se asistiera a una fase de corrección que sirviera para ajustar parte de la sobrecompra acumulada. Probablemente el mercado rebotará, pero puede ser más una oportunidad para que los inversores agresivos salgan, que para incrementar posiciones.
Pues bien, este movimiento de corrección fue lo que tuvimos la semana pasada en la renta variable, donde se retrocedió de forma general la mitad de todo el rally alcista previo, si bien en algunos casos, como el Standard & Poor's o los tecnológicos Nasdaq, el ajuste fue más importante ya que desandaron dos terceras partes de la subida previa.
Estamos hablando de un proceso de ajuste que, entrando dentro de lo técnicamente normal, puede ser considerado bastante severo dentro de un contexto de fortaleza como el que hacía intuir el movimiento alcista de las dos semanas previas. Esto unido a los patrones duales de velas bajistas, que se vieron confirmados en todos los índices y no en un sitio cualquiera, ya que se desplegaron en zonas resistivas tan relevantes como son los máximos del año en el DAX 30 alemán o los 2.800 puntos en el Eurostoxx 50, nos hace estar recelosos a la hora de valorar que un próximo rebote, que lo habrá en breve, sea capaz de batir los máximos del pasado lunes, pudiendo ser éste bastante vulnerable.
Precisamente esos máximos del 21 de junio son la frontera que separa un escenario alcista de uno lateral con techo en esos máximos y base en los mínimos de hace tres semanas (8 de junio). La resolución de este proceso lateral es lo que marcará la evolución de la tendencia de los mercados en próximos meses.