El Banco Popular de China protagonizó el arranque de la semana con la devaluación del yuan. Esta medida se repitió dos veces más en los días consecutivos, con el consiguiente desconcierto en los mercados. Los bonos no han escapado de la decisión de las autoridades chinas y ha entrado dinero en la renta fija de casi todos los países europeos, a excepción de España y Portugal.
Los inversores han preferido acudir a bonos como el alemán, el francés o el sueco ante la incertidumbre generada por la depreciación de la moneda china. La rentabilidad del bono alemán a diez años ha caído 3,8 puntos básicos respecto a la semana anterior, hasta el 0,66%. El bono soberano francés ha seguido el mismo comportamiento y ha perdido 2,2 puntos, hasta el 0,979%.
Por el contrario, los bonos españoles y portugueses han rebotado 4 y 2,1 puntos respectivamente. La rentabilidad del bono local a 10 años se ha colocado en el 2,011%, mientras que la del luso ha subido hasta el 2,431%.
El interés de los bonos británicos e italianos se acerca al de los dos anteriores. La rentabilidad del bono soberano de Reino Unido ha caído 4,5 puntos, aunque se mantiene en el 1,877%. La devaluación del yen se ha traducido en una reducción de la rentabilidad del bono italiano de 3,8 puntos, hasta el 1,814%.
El mayor desplome se ha visto en la rentabilidad del bono griego a 10 años. El mercado ha aprovechado no solo la situación china sino también la del propio país. El Parlamento heleno ha aprobado este viernes el tercer tramo del rescate, aunque el Ejecutivo griego ha quedado deteriorado tras la decisión. El bono ha perdido 157,4 puntos. Esto ha hecho subir al bono heleno hasta el 9,545%.