El dopaje monetario ha distorsionado la percepción de riesgos en el mercado y la valoración del dinero. La financiación a tipos negativos para los activos más líquidos y seguros lleva a un escenario aún por explorar.
¿Cuánto vale el dinero? En estos momentos es la gran duda de los inversores. Con unos tipos de interés casi en cero, una penalización al exceso de liquidez del Banco Central Europeo y con las inyecciones que se esperan para los próximos meses, el mercado está atravesando el rubicón del coste de mantener dinero líquido. Un coste que los bancos tienen que afrontar ya que "están empleando esa liquidez como sustituto de la solvencia", explica Javier Flores, analista de Asinver.
Ayer entraron en funcionamiento los nuevos tipos de interés de las actividades de mercado del Banco Central Europeo (BCE). Los tipos de interés en el mínimo histórico del 0,05% y la tasa a los depósitos de la banca en el 0,2% era una medida inesperada a la que los mercados financieros han reaccionado con fuerza. ¿Qué hacer ahora con el exceso de cash? Para los bancos puede hasta convertirse en un quebradero de cabeza encontrar activos seguros, líquidos y que no tengan un consumo de capital muy elevado (según la normativa de Basilea III).
Desde el pasado jueves, cuando el BCE anunció los nuevos tipos de interés de sus operaciones monetarias el Euribor a 12 meses ha caído hasta mínimos históricos en el 0,36%. Pero son los tramos cortos los que sorprenden más al mercado: a una y dos semanas se ha situado en tasas negativas por primera vez desde su nacimiento en 1999. El Euribor, que se calcula con una encuesta diaria a las entidades financieras sobre el tipo de interés al que están dispuestas a ofrecen préstamos en el mercado interbancario, refleja que las entidades aceptarían pagar a otras por colocar su exceso de liquidez. Pero esta situación no se da sólo en el campo teórico, sino que el Eonia, tasa de interés que calcula la media a la que los bancos ejecutan operaciones de préstamo reales a un día, también se ha situado en tasas negativas.
Esta situación contrasta con los años más complicados de la crisis financiera en la eurozona, en el año 2012, cuando muchas entidades se encontraban con las puertas del interbancario cerradas y no tenían más alternativa para conseguir liquidez que la dispuesta por el BCE. Sin embargo, actualmente ha cambiado mucho la situación, ya que la autoridad monetaria ha flexibilizado mucho más su política monetaria, con los tipos de interés oficiales en niveles nunca vistos y preparando su manguera de liquidez para inundar a los bancos en los próximos meses.
Ocurre una situación perniciosa, explica Javier Santacruz, investigador asociado a la Universidad de Essex, ya que "cuanta más liquidez hay, mayores dificultades para valorar el precio de los activos, lo que aumenta la percepción del riesgo. Para evitar esta situación, los inversores adquieren activos de máxima fiabilidad, aunque tengan que pagar por ellos". Esto se refleja en los activos de los países más sólidos: los inversores pagan por prestar dinero a corto plazo a Alemania, Holanda o Francia... y no tan a corto plazo. Alemania se ha llegado a financiar a tipos de interés negativos a dos años.
Hágase su voluntad
La estrategia del Banco Central Europeo de penalizar el exceso de liquidez avanza por el camino correcto. Que los activos líquidos y sin riesgo ofrezcan una rentabilidad negativa es el primer paso para desincentivar a las entidades a aparcar su dinero. Las alternativas pasan, por activos de mayor riesgo y cupones no mucho mayores o, directamente, conceder préstamos a la economía real. Esta es la voluntad de los hombres de Fráncfort que buscan la forma de que sus inyecciones de liquidez acaben en las calles y no se queden estancadas en los mercados financieros.
Este exceso de liquidez, unido a los cupones tan bajos que paga la renta fija europea da más atractivo a la concesión de créditos. "Lo normal es que la banca empiece a prestar", advierte Enrique Pérez-Hernández, profesor del IEB, ya que "la alternativa de comprar deuda soberana ya no es tan buena como antes". Si el sector financiero quiere volver a elevar sus márgenes y mejorar su cuenta de resultados, tendrá que volver a conceder préstamos, explica el experto. "Con esta política del BCE se desincentiva la práctica del carry trade (compra de deuda soberana con el dinero provisto por Fráncfort), por lo que efectivamente las entidades deben buscar rentabilidad en otros lugares, por ejemplo en la actividad crediticia", reconoce Javier Flores, analista de Asinver.
En este contexto, es normal preguntarse por qué los bancos quieren conservar tanta liquidez aunque para ello tengan que asumir unos costes. La respuesta es sencilla: los bancos cubren posibles dificultades de solvencia, incluso de capital, con efectivo. El sector también está empleando este exceso de liquidez para amortizar, de forma adelantada, las dos megasubastas que realizó el BCE en diciembre de 2011 y febrero de 2012 con el programa LTRO. Esta semana las entidades financieras han realizado una de las mayores devoluciones adelantadas Fráncfort, un montante de 17.000 millones de euros.