El comprador de vivienda medio en España es una persona física (87% del total), nacional (87%), cercana a los 40 años (34%), que busca una casa para vivir (75%) y que necesita hipotecarse (65%). Esta es una fotografía estable desde 2014 en el conjunto del país, pero de la que se salen las regiones calientes.
El crecimiento del número de compraventas de viviendas en España, hasta las 464.465 operaciones de 2017 –máximo no visto de 2008 (552.080) aunque lejos del récord de 2007 (775.300)–, la recuperación del precio medio de las transacciones, hasta niveles de 2012 –según el índice (IPVVR) elaborado por el Colegio de Registradores–, y el boom del alquiler están provocando que el mercado inmobiliario vuelva a seducir a los inversores y, al mismo tiempo, que el fantasma de una nueva burbuja planeé sobre la economía. De momento, el perfil del comprador desmiente este extremo en el conjunto del país, aunque desprende ciertos matices especulativos en las ciudades y regiones donde los incrementos están siendo más importantes, como Madrid, Barcelona, Baleares o Canarias.