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El bono español vive su peor racha histórica: ocho semanas de subida de la rentabilidad

19/06/2015 - 21:07
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Ocho semanas y quién sabe cuántas más: el bono español cerró su peor racha de la serie histórica que arranca en agosto de 1993, la rentabilidad nunca había subido durante tanto tiempo.

La rentabilidad del bono español marcó sus mínimos históricos el 12 de marzo, en el 1,145%, y menos de dos meses después cotiza en 120 puntos básicos por encima, más del doble. Una subida que se ha gestado en ocho semanas consecutivas de avance de la rentabilidad del título español, una racha histórica que no se había visto desde el inicio de la serie histórica, en agosto de 1993.

En las últimas sesiones de la semana se relajó la rentabilidad, después de tocar el 2,34% en la sesión del martes, sin embargo, no fue suficiente para revertir el avance del inicio de la semana, y cerró el viernes por encima del 2,25% en el que acabó la semana anterior.

La incertidumbre griega todavía pesa sobre la deuda periférica, lo que impulsó a la prima de riesgo española a cerrar la semana con un avance de 10 puntos básicos, hasta los 152 puntos. Los inversores buscaron refugio en los países del centro de Europa. La rentabilidad del Bund cayó hasta la zona del 0,75%, el título francés cerró en el 1,16% y el holandés, en el 1,01%.

Las peores rachas del bono

El bono español no había vivido nunca ocho semanas consecutivas de subida de su rentabilidad, al menos desde el inicio de la serie histórica de Bloomberg que arranca en agosto de 1993. Sin embargo, sí que había sumado siete semanas de ventas, en concreto, en 5 ocasiones.

La más reciente fue hace dos años, en junio de 2013, pero hubo otros antes. En 2011 se pasó siete semanas subiendo en rentabilidad, en uno de los momentos más complicados de la historia del euro, cuando el BCE todavía compraba deuda de los países periféricos con su programa SMP para evitar que el mercado se cerrara por completo.

Para encontrar las siguientes sangrías hay que retroceder en el calendario hasta antes de la quiebra de Lehman Brothers, en septiembre de 2008. En concreto, el bono español se pasó siete semanas subiendo entre mayo y junio de 2007, fechas en las que los organismos internacionales empezaban a alertar de los riesgos de la burbuja de crédito que se había formado. Las autoridades monetarias restringían su política, como el Banco Central Europeo (BCE) que subió los tipos el 13 de junio hasta el 4%, empujando así al resto de bonos del Viejo Continente.

Un mes después, en julio, el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, alertaría de que las hipotecas subprime podrían tener un agujero de hasta 100.000 millones de dólares. En esas semanas, el banco de inversión Bear Stearns empezaba a sufrir los primeros problemas en algunos de sus hedge funds y el 13 de septiembre, el Banco de Inglaterra se vería obligado a rescatar a Northern Rock. La semilla de la crisis ya estaba brotando.

La década anterior fue de exuberancia en los mercados de deuda europeos. La consolidación de la unión monetaria permitía a los países periféricos financiarse más barato que cuando tenían sus monedas más débiles y volátiles, lo que hacía subir los precios de toda la deuda que había en el mercado.

Para asistir a la crisis anterior de la deuda española hay que retroceder hasta marzo de 1999. En esos meses, el BCE acababa de tomar posesión de la política monetaria de la eurozona y los distintos países iban dando los últimos pasos para despedirse de sus monedas nacionales. En este contexto, el bono español estuvo subiendo otras siete semanas consecutivas, entre febrero y marzo de 1999.

La última oleada de ventas de la deuda española durante siete semanas consecutivas ocurrió entre diciembre de 1994 y enero de 1995. España salía entonces de la crisis de la primera mitad de los noventa. La Guerra del Golfo provocó una fuerte subida del precio del petróleo a partir de 1990, lo que provocó una nueva recesión en el mundo desarrollado. España aguantó el tirón mejor, gracias al ritmo inversor que se vivió hasta 1992 con el motivo de la celebración de los Juegos Olímpicos de Barcelona y la Expo de Sevilla. La crisis golpearía con fuerza al país en 1993 y no se acabaría hasta 1994. La recuperación de la economía y de la inflación empujó al alza las rentabilidades nominales de los bonos, que estuvieron subiendo durante siete semanas hasta enero de 1995.