La expectativa de subida de tipos y el incremento de los inventarios han pesado sobre el peso del crudo que ha acabado con tres semanas consecutivas de ascensos y ha terminado a la baja.
El Brent europeo ha perdido más de un 2,2%, cotizando por debajo de los 50 dólares, mientras que su homólogo estadounidense, el West Texas, ha cedido cerca de un 2% para colocarse en la cota de los 47,5 dólares.
Así, en la semana ha pesado en su precio que las reservas de crudo aumentaron en 2,5 millones de barriles, según datos de la Agencia de Información Energética. Algo que ha sorprendido negativamente al mercado ya que la encuesta de Bloomberg barajaba una disminución de 850.000 barriles.
Esto unido a la expectativa de subida de tipos ha arrastrado al crudo que en algunas sesiones ha celebrado que Irán vaya a participar en los encuentros informales que la Organización de Países Exportadores de Petróleo y otros Estados no miembros mantendrán el próximo mes de septiembre y en las que se volverá a poner sobre la mesa la cuestión de congelar la producción.
Todo ello en una semana en la que Goldman Sachs ha señalado que, aunque hubiera acuerdo para congelar la producción, al crudo le queda poco potencial de subida. Al mismo tiempo ha reiterado que su recuperación y su precio son muy frágiles ya que no gozan de unos fundamentales favorables. Ello en referencia a la reunión informal que la Organización de Países Exportadores de Petróleo y otros no miembros como Rusia mantendrán el mes que viene.
En el polo opuesto se ha colocado el gas natural que con una subida del 12% se ha colocado como la materia prima más alcista. Según detallan desde Bloomberg, lo que ha estado detrás de la que ha sido la mayor subida del gas en dos meses ha sido que se espera una reducción de sus inventarios debido a las temperaturas mayores a lo esperado en la última parte del verano en EEUU.