Tanto el Brent como el barril de referencia en Estados Unidos consiguieron experimentar una revalorización de más del 10% en los primeros seis meses del año.
El crudo comenzó el año experimentando fuertes caídas que le llevaron a marcar mínimos nunca vistos desde el año 2009. Sin embargo, desde entonces la producción y los inventarios estadounidenses no hicieron otra cosa que disminuir, lo que provocó que los dos barriles se hayan revalorizado más de un 10% en el año.