En los últimos días, el actual primer ministro de China, Li Kequiang, ha querido dejar claro que el gigante asiático "no devaluará el yuan con el fin de impulsar las exportaciones" para allanar el camino a una futura reunión entre el presidente Xi Jinping y Donald Trump, que acusó a China de manipular la divisa precisamente con esa intención. Sin embargo, los analistas ven inevitable que el yuan se deprecie en los próximos meses ante el nuevo impulso que encontrará el dólar en las subidas de los tipos de interés oficiales que se esperan en Estados Unidos.
La divisa de la segunda economía del mundo llegó a la reunión de la Reserva Federal (Fed) de ayer, en la que Janet Yellen anunció el primer incremento del precio del dinero del año, en niveles de volatilidad mínimos desde noviembre de 2015 y presumiendo de cierta estabilidad, pero el conjunto de los expertos que siguen su cruce frente al dólar creen que, en lo que resta de 2017, marcará un nuevo mínimo histórico, ya que estiman que se depreciará cerca de un 3%. Incluso, desde firmas de inversión como Rabobank, Handelsbanken o RBC Capital Markets se espera una caída del yuan frente al dólar de casi el 8%.
"China ha logrado temporalmente estabilizar su moneda gracias a los estrictos controles de capital y a una pausa en la apreciación del dólar, pero creemos que el yuan continuará su trayectoria descendente mientras que el crecimiento de las exportaciones siga siendo negativo", opina el equipo de expertos del servicio de análisis de Bloomberg. "A pesar de que se intensificaron los controles de capital, todavía esperamos que el flujo de salida continuará", coinciden en Kasikornbank, firma de inversión tailandesa.
Estas previsiones contradicen la versión oficial expuesta por Li Kequiang, quien, eso sí, afirmó que la política monetaria de China irá en línea con la de la Fed para apoyar a su divisa. "No queremos una guerra comercial", recalcó el primer ministro.
Para conocer la postura real quizá haya que esperar a que se produzca la reunión entre Donald Trump y Xi Jinping, que según fuentes citadas por Bloomberg se estaría negociando para abril y en Florida (Estados Unidos) y que Víctor Alvargonzález, estratega de inversiones, considera que es uno de los principales riesgos a los que se enfrenta el mercado. "Hay un Trump de mayor volatilidad que podría descubrirse en su relación con China", incide el experto.
Sin duda, el miedo a mayores barreras arancelarias y comerciales entre China y Estados Unidos está presente en las estimaciones de muchos bancos de inversión, que, también es cierto, de forma general, admiten que "la situación es diferente a la de hace un año, cuando se temía un aterrizaje brusco de la economía del gigante asiático", en palabras de Lydia Kranner, analista de la entidad austriaca Raiffeisen Bank International, quien señala que, ahora, "parece que el crecimiento económico se ha estabilizado", aunque la experta advierte que en "los escenario contemplados -crecimiento del PIB del 6,5% en 2017 y del 6% en 2018- no se incluyen ni el impacto de las posibles políticas proteccionistas de Donald Trump, ni el de una crisis financiera desencadenada por los altos niveles de deuda".
Según calcula, el riesgo de guerra comercial con Estados Unidos podría tener un impacto de hasta un 2,2% en el PIB de China, en un caso extremo -las exportaciones a Norteamérica representan el 18% del total- y una crisis provocada por el alto endeudamiento de la economía "podría tener consecuencias imprevisibles a nivel global".