Dinamarca recorta los tipos de interés y la facilidad de depósito para protegerse de los estímulos monetarios que anunciará el BCE el próximo jueves.
El Banco Central Europeo (BCE) es un gran oso hibernando en una fase de tranquila ortodoxia monetaria. A su alrededor, otras entidades más pequeñas aprovecharon su sueño para devaluar sus divisas, o mantener un tipo de cambio bajo de forma artificial y así ganar competitividad. Sin embargo, el largo invierno está a punto de acabar y el BCE empieza a lanzar los primeros soplidos previos a despertarse. El resto de bancos centrales, que aprovechaban su reposo para mover a su antojo el mercado de divisas, ahora están alertados por lo que pueda ocurrir.