La moneda del Viejo Continente ha batido la resistencia que encontraba en los 1,13 dólares y va camino de hacer lo mismo con los 1,14. Y es que, desde el 1 de enero se revaloriza en este cruce más de un 8%, lo que significa su mejor año desde 2007. Sin embargo, la fortaleza de la divisa común afecta de forma muy diferente a las empresas.
Sólo entre los meses de abril y junio el euro suma más de un 6,6 por ciento en el que ha sido su mejor trimestre desde 2010. Y no parece que las subidas vayan a detenerse. Carlos Almarza, analista de Ecotrader, indica que, tras batir la resistencia de los 1,13 dólares, se ha creado un "contexto de mayores alzas hacia la zona de 1,14 dólares, que es el techo del canal lateral bajista que acota su evolución". El experto alerta de que este escenario "solamente se pondría en jaque si se pierden soportes en 1,11 dólares por euro".
El último empuje al euro ha venido de la mano del presidente del Banco Central Europeo. Mario Draghi indicó que cuando los indicadores económicos lo justifiquen se producirá "un ajuste gradual" de su política monetaria. Además, introdujo en su discurso la palabra reflación. Desde Monex consideran "que el Presidente del BCE lo mencionara fue lo único y necesario para que el euro reaccionara". Tras dichas palabras, el consenso de mercado que recoge Bloomberg ha adelantado hasta junio de 2018 la subida de los tipos de interés en Europa, previamente apuntaban a septiembre.
Con todo esto como telón de fondo, al tiempo que el FMI rebaja las previsiones de crecimiento para Estados Unidos en dos décimas, hasta el 2,1 por ciento, todo parece apoyar las alzas en la moneda única. Desde Lombard Odier indican que "la próxima gran tendencia en el mercado de divisas será el fortalecimiento del euro".
El euro no sólo se ha conformado con las importantes alzas que cosecha frente al dólar, sino que, además, se coloca como la moneda más alcista del año de la cesta de divisas del G-10, las más líquidas del mercado, frente a las que consigue revalorizarse en este periodo. Lo que significa ocupar el puesto inverso al dólar, que no sólo no logra subir en ninguno de estos cruces, sino que cede más de un 2%.
Las compañías no son ajenas al riesgo divisa y sus cuentas se ven perjudicadas o beneficiadas según la exposición que tengan a estas monedas. De este modo, las firmas de la eurozona con más porcentaje de su cifra de negocio total en Estados Unidos notarán el impacto en sus estimaciones de beneficio al sufrir el efecto de un tipo de cambio más desfavorable.
De este modo, de entre las mayores firmas por capitalización del EuroStoxx 50, las que peor paradas saldrían si el euro sigue con su escalada se encuentra la alemana Deutsche Telekom, ya que del total de sus ingresos del pasado año, el 44,2 por ciento procedía de suelo estadounidense. En segunda posición se colocaría la francesa Sanofi, del sector farmacéutico, que recibe de EEUU un 36,6 por ciento de sus ganancias. Así, la primera de ellas ya ha visto cómo sus previsiones de beneficios se contraían más de un 2,6% en el año. En el caso de la segunda, los expertos parecen haberlo pasado por alto por ahora.
Por el contrario, las firmas menos expuestas de entre las grandes con ING Groep, Inditex y la aeronáutica Airbus, para las que EEUU no tiene relevancia en sus cuentas. Sólo la entidad bancaria ha visto crecer sus estimaciones de beneficios en el año, en más de un 10%.