El dólar sufre por la publicación de un descenso inesperado de los gastos personales, lo que hizo que el billete verde fuese una de las divisas más débiles de la sesión entre las más grandes.
En un mundo de desinflación y devaluaciones competitivas, China sigue empleando su tipo de cambio como un motor para su economía. Si entre 2010 y 2012 no tuvo problemas en apreciar el yuan, incluso de ampliar su banda de cotización hasta el 1%, ahora la estrategia ha cambiado. Las autoridades del gigante asiático ya no ven con buenos ojos que su divisa siga el recorrido del dólar, o que incluso se aprecie más que el billete verde, que se ha convertido en una de las monedas más alcistas del mundo en el último año.
El yuan ha dejado de ser una inversión que era solo de ganar o ganar en 2012, para convertirse en perder o perder. Hoy ha roto los mínimos de 2014 y se fue hasta mínimos de octubre de 2012, en 6,2599 yuanes por dólar. En este contexto, China ha pasado de preocuparse por generar un crecimiento sostenible basado en la demanda interna a fomentar su competitividad por la vía del tipo de cambio y a calentar la economía del país con más crédito. Ante este escenario, muchas casas de análisis empiezan a temer que las autoridades del país no sigan avanzando en los pasos para liberalizar su divisa y permitir una cotización libre del yuan en el mercado, según la última encuesta elaborada por Bloomberg.
El dólar, por su parte, vivió una jornada de dudas después de los datos macroeconómicos publicados en la sesión. Los datos de gasto personal, que se contrajo un 0,3% mensual en diciembre movieron el mercado a la baja. Este fue el peor dato desde septiembre de 2009 y una de las mayores caídas de toda la crisis, situación inesperada que podría contribuir a retrasar la subida de tipos en el país. Ante esta situación, el dólar fue una de las divisas más bajistas de la sesión. El euro aprovechó estos datos para remontar posiciones y acercarse al entorno de los 13,5 dólares.