El alcance de la zona de resistencia psicológica de los 6 euros, que por técnico también es muy relevante ya que coincide con la tangencia con la directriz bajista que surge de unir los máximos que marcó el BBVA el año 2007 y el 2015, ha frenado durante las últimas semanas los avances en la cotización del banco. A corto plazo puede verse como la presión compradora está volviendo a poner a prueba la solidez de esta zona de resistencia, cuya ruptura sería la enésima señal de fortaleza de un banco que entonces no tendría ningún obstáculo destacable hasta los máximos de 2015 en los 7/7,30 euros, lo cual daría un margen de subida del 20%.