Estamos ante uno de los rally FOMO más potentes de la historia. FOMO es un acrónimo inglés de la expresión Fear Of Missing Out: temor a dejar pasar o temor a perderse algo. Este tipo de situaciones suelen ser impulsoras de importantes rebotes que acostumbran a ser una respuesta a un movimiento bajista ya iniciado, en este caso el que nació en los máximos de febrero (techo del coronavirus), que exageran una tendencia existente y muy rara vez son la causa real de un movimiento sostenible en el tiempo del mercado. Los inversores están divididos entre la codicia y el miedo y el factor FOMO está alentando a comprar a los que vendieron en el camino y a aquellos que se habían mantenido al margen durante mucho tiempo y que habían visto como el mercado no paraba de subir y subir. Cuando este catalizador se agote es altísimo el riesgo de que asistamos a otro hachazo bajista que, cuando menos, debería servir para llevar a las principales bolsas mundiales a poner a prueba los mínimos de ese rebote. Habrá que ver si el efecto FOMO vuelve a aparecer en esos mínimos, lo cual podría limitar la caída a ese entorno, que es donde sugerimos esperar antes de valorar la toma de posiciones. No caigan en la tentación de comprar ahora si no están dispuestos a asumir una caída hacia esos niveles, máxime cuando el recorrido al alza ya está muy limitado después de que Wall Street haya recuperado la mitad de la caída. El rebote que estamos viendo en las bolsas norteamericanos está siendo más potente lo que a priori estimábamos, pero si lo miramos con una perspectiva histórica, atendiendo a situaciones similares que vimos en el pasado, como en la crisis del año 2000 o la del 2007, vemos como la recuperación del 50% de la caída previa es un calco de lo que sucedió en esos años, tras la cual las ventas volvieron a imponerse. Entornos de 24.000 puntos en el Dow Jones Industrial o los 2.800 puntos del S&P 500, correspondientes a una recuperación del 50% de la caída previa y que están siendo alcanzados a corto plazo, deben ser vigilados ya que a partir de aquí el recorrido del rebote parece muy limitado y en cualquier momento podría asistirse a un potente giro bajista. De momento el rebote sigue vivo pero si los índices norteamericanos pierden los mínimos que marcaron este lunes, como son los 2.720 del S&P 500 o los 8.158 del Nasdaq 100, es muy probable que el rebote haya concluido. En lo que se refiere a Europa, el rebote ha servido para que las principales bolsas del Viejo Continente hayan alcanzado su primera zona de resistencia y de giro potencial que suponen los niveles de recuperación del 38,20% de Fibonacci de toda la caída desde el techo del coronavirus. Un rebote hasta este entorno es del todo normal y visto con perspectiva se puede considerar hasta bastante tibio y tímido. Para hablar de cierta fortaleza en el rebote lo mínimo exigible es que los índices europeos logren superar esas primeras resistencias, como son los 2.900 puntos del Eurostoxx 50, los 4.600 del CAC 40 o los 7.450 puntos del Ibex 35. Su superación advertiría de que el rebote podría alargarse hasta niveles de recuperación del 50%, como hemos visto en Wall Street, y que consumiría más tiempo antes de agotarse. En cualquier caso no alejaría los riesgos bajistas y seguimos viéndolo como una segunda pata dentro de un rebote que ya está muy próximo a concluir. Para hablar de un agotamiento comprador a corto plazo las primeras pistas las encontraremos si los índices pierden los mínimos de pasado miércoles, como son los 2.795 puntos del Eurostoxx 50 o los 6.844-6.860 puntos del Ibex 35.