El entorno económico y político favorece una reacción a corto plazo, pero no tanto a largo y medio.
Con la corrección a punto de terminar -o puede que haya terminado ya- los inversores pueden verse tentados a aprovechar de forma agresiva la nueva ronda de estímulos que todo el mundo espera antes de fin de mes. Eso significa añadir activos de riesgo a la cartera, suponiendo que uno fuera lo suficientemente listo -o afortunado- para volverse defensivo en abril.