El euro superó el martes la barrera psicológica los 1,30 dólares y va camino se seguir subiendo. En cuatro de los once años de existencia del euro, la 'moneda única' ha registrado sus mayores avances trimestrales entre octubre y diciembre.
De tanto proponérselo, las autoridades estadounidenses van a conseguir debilitar su divisa para reactivar el crecimiento norteamericano. Al menos, en ello anda. La divisa norteamericana se encuentra en mínimos contra el yen desde 1995 y de cinco semanas contra el euro, que, para más señas, ya acumula una remontada próxima al 10% desde los mínimos a los que descendió en junio. Retrocedió entonces hasta los 1,188 dólares y ahora acaba de superar la cota del 1,30.
Esta perspectiva parece preparar el terreno para un nuevo último trimestre caliente del billete verde. Y no sería el primero en lo que respecta a su cruce contra el euro. Desde el nacimiento oficial de la moneda única en 1999, el dólar ha protagonizado sus mayores depreciaciones trimestrales contra el euro en el último parcial de los años 2000, 2003, 2004 y 2006. Por el momento, 10 de las 43 firmas de las que Bloomberg recopila previsiones ven al euro por encima de los 1,30 dólares de aquí a final de año, una proporción superior a la existente a comienzos de agosto.
En este sentido, los estímulos fiscales y monetarios enviados en las últimas semanas por la Administración de Barack Obama y la Reserva Federal ponen más dólares en circulación, por lo que suponen una presión bajista adicional sobre el billete verde. Si, en paralelo, la confianza retorna al mercado, el empleo del dólar como medio para obtener financiación con la que invertir en otros activos con un mayor rendimiento potencial -carry trade- puede contribuir a acelerar la recaída de la divisa estadounidense.
Otra de las claves residirá en la crisis de la deuda soberana en la eurozona. Si, como ha ocurrido en los tres últimos meses, permanece en un segundo plano y los países periféricos siguen gozando de un mejor entorno para financiarse y corregir sus déficits, el euro encontraría el entorno apropiado para no recaer.