La revolución tecnológica acentúa la desigualdad salarial
- CaixaBank advierte de una caída notable de la productividad
Silvia Zancajo
La revolución 4.0 está transformando la economía con procesos cada vez más automatizados y rápidos pero que, paradójicamente, no se reflejan en la productividad. De hecho, los economistas de CaixaBank Research advierten de "una desaceleración notable, persistente y generalizada" respecto a la productividad registrada antes de la crisis.
En concreto, ha pasado de crecer un 2,6% anual en el periodo 1996-2007 a un 1,8% entre 2013 y 2016. Por poner un ejemplo, si la productividad en EEUU fuera "la que debiera", los sueldos de los estadounidenses serían hoy "un 8% superiores", explicó ayer el director de Macroeconomía y Mercados Financieros de CaixaBank Research, Oriol Aspachs. Una de las explicaciones a este hecho, recogidas en el dossier Cambio tecnológico y productividad de CaixaBank, es que las herramientas usadas hasta ahora para medir variables como la productividad han dejado de ser eficientes. "Las métricas tradicionales de medir la productividad o el crecimiento económico vía PIB son insuficientes para reflejar la realidad de la situación actual", señaló Aspachs.
También es posible que nos encontremos todavía en una fase de transición hacia la nueva tecnología, ya que el cambio actual "es mucho más complejo que las anteriores revoluciones industriales", según los economistas del banco.
Impacto en el mercado laboral
Y es en ese punto cuando conviene detenerse en el impacto de las nuevas tecnologías en el mercado laboral. Su implementación en el tejido productivo traerá la desaparición de algunas ocupaciones, mientras que otras ganarán peso, especialmente aquellas que requieran habilidades sociales, liderazgo o trabajo en equipo. Desde la entidad advierten de que este fenómeno ya se ha empezado a producir "y es uno de los factores que hay detrás del aumento de la desigualdad salarial en muchos países desarrollados". Es decir, que aunque los expertos creen que a largo plazo la tecnología servirá para generar empleo, en un primer momento acentuará la brecha salarial.
Para abordar este desafío, los economistas del banco reclaman mejor educación y más inversión empresarial en intangibles. De lo contrario, advierten, España puede quedarse atrás en la llamada cuarta revolución industrial.
A pesar de la menor pujanza de la productividad, el informe pone de relieve la tendencia hacia una economía que se mueve a dos velocidades: unas empresas líderes en productividad y elevada inversión en capital intangible, y empresas con baja productividad y poca inversión en capital intangible. "Actuar sobre esas empresas con baja productividad tiene un enorma potencial", señaló Aspachs.