Los episodios de epidemias y graves alertas sanitarias tienen un enorme impacto tanto sobre la política como sobre la economía de los países donde se produce. Pero si el protagonista y foco emisor de la enfermedad es China, entonces se convierte en un problema global mediáticamente amplificado a la máxima expresión y objeto de todo tipo de discursos de alarma, donde una parte está justificada pero una buena parte no lo está.La gravedad de la situación está fuera de duda. Como ya ha pasado en otros episodios que han llegado a ser una pandemia, los primeros días o semanas son caóticos y donde la respuesta que se puede ofrecer es muy limitada, tal como ocurrió con el SARS en 2003. Al igual que entonces, las autoridades chinas han prohibido las salidas y entradas a la ciudad foco emisor que es Wuhan, en la provincia de Hubei, en el centro-este de China, y limita con controles exhaustivos el movimiento de personas en su entorno. Es decir, China está afrontando el problema de una forma muy similar a la que en el pasado lo han hecho otros países occidentales mientras los científicos y laboratorios de investigación buscan el método de parar esta infección que se propaga por vía respiratoria. O, dicho de otra forma, China no supone un "plus de peligrosidad" a la hora de atacar esta enfermedad. De hecho, la rapidez y contundencia a la hora de ejecutar la prohibición de movimientos en transporte público sería muy difícil que se produjera en un país occidental, incluso con el agravante de la preparación de las fiestas de Año Nuevo.Control de la enfermedadA pesar de los problemas de coordinación, de las respuestas a la población y de los niveles de atención a la población que está o infectada o posiblemente expuesta al virus, en China será difícil que no se controle la enfermedad en un plazo breve de tiempo. En ello están volcados los principales investigadores, científicos, facultativos y epidemiólogos con los que cuenta el país sobre todo de base de laboratorios de las grandes universidades. China cuenta con la segunda industria biotecnológica más importante del mundo solo por detrás de Estados Unidos y ampliamente preparada para afrontar situaciones de crisis como ha sido la mayor epidemia vivida en el campo de la Historia reciente que es la peste porcina africana. Tras casi un año de catástrofe en el ganado porcino chino (que supone el 50% del total global y con una cifra de sacrificios que ha superado los 250 millones de cabezas), los científicos chinos que forman parte del equipo del Dr. Lijia Jia han conseguido secuenciar el genoma del virus más rápido de lo que se reproduce, con lo cual pueden trabajar en el remedio antes de que se reproduzca la enfermedad.Búsqueda del remedio'Mutatis mutandis', el remedio en esta ocasión aplicada a humanos vendrá con toda probabilidad de la misma forma. La industria bioquímica y farmacéutica china cuenta con un elevado grado de desarrollo muy distinto a la occidental, donde se mezclan los avances genéticos con la digitalización, dado que una buena parte de su financiación procede de compañías presentes en telecomunicaciones y que además sirven como canales de distribución de los medicamentos y vacunas. Es el caso de Tencent o, muy especialmente, de Ping An, donde la inteligencia artificial ha llegado a los laboratorios para obtener más rápidamente productos que se comercializan casi de forma automática en el mercado. En esa senda es donde también están los epidemiólogos y los organismos públicos de investigación como el Laboratorio Estatal de Biotecnología o el Mega-Proyecto de China para enfermedades infecciosas. Un parque de capital superior a 130.000 millones de dólares, que ahora serán cruciales para detener el avance del 'coronavirus chino'.