Pruebas

Infiniti Q30: probamos el compacto de Infiniti en su versión diésel más potente

    Infiniti Q30.

    Jorge Arenas

    En los tiempos de cambio que toca vivir en la actualidad son muchas las marcas que alteran sus rumbos para adptarse a las necesidades del mercado. Porsche, una firma de marcado carácter deportivo, en la última década ha apostado por el segmento SUV, por el diésel y por restarle protagonismo a su archiconocido motor bóxer de seis cilindros en virtud de los cuatro cilindros y la sobrealimentación turbo. Al principio, los porschistas de pura cepa se echaron las manos a la cabeza y hoy, simplemente, está asumido. Sus nuevos productos son muy buenos y además la estela del 911 y de la deportividad más pura está más presente que nunca.

    Algo parecido se podría decir de BMW, otra firma que apuesta por el placer al volante, y a la que no se le han caído los anillos a la hora de tomar la decisión de aumentar el confort en sus coches en detrimento de la deportividad, fabricar motores cada vez más pequeños e incluso apostar por la energía eléctrica.

    Los tiempos cambian y toca adaptarse. Esto es algo que también Infiniti tiene claro. En la firma japonesa quizá no haya habido una revolución como las citadas, pero lo que está claro es que ahora se encuentra en un punto de inflexión marcado por la llegada de nuevos modelos con aspiraciones distintas. Si hace años esta marca se daba a conocer por sus vehículos de corte SUV, sus berlinas y sus coupés, todos ellos con sedosos y prestacionales motores de 6 cilindros, que iban en busca de un cliente muy selecto y dispuesto a pagar por un producto de precio elevado, hoy la cosa es algo distinta.

    Esos modelos siguen existiendo, pero ahora se ha abierto el abanico a nuevas opciones más asequibles y capaces de ir a la caza de otro cliente: el que compra en masa, el que se encarga de engordar los volúmenes de ventas. En definitiva, el que mejora los resultados de la empresa de forma significativa. No es que Infiniti se haya transformado, simplemente ha diversificado su gama con la llegada de nuevas opciones cuyo objetivo es sumar puntos. El primer modelo que formó parte de esta nueva etapa fue la berlina Q50. Ahora le toca el turno a nuestro protagonista de esta prueba, el Q30.

    ¿Quién es el nuevo?

    El Infiniti Q30 es el primer vehículo compacto de la marca. Mide 4,42 metros de largo y ofrece un interior desahogado para cuatro o cinco ocupantes con su respectivo equipaje. Fruto de una alianza entre marcas, este Infiniti tiene mucho en común con el Mercedes Clase A. Ambos coches comparten plataforma, motores, botones, pantallas y alguna que otra pieza.

    El interior, por lo tanto, recuerda en ciertas cosas a su primo alemán. El diseño, en cualquier caso, es correcto y ofrece puesta en escena (materiales, ajustes, etcétera) a la altura de las circunstancias. No se puede decir que el Q30 es el más moderno de su segmento ni tampoco creemos que el nivel de calidad percibida sea de los más elevados (siempre poniéndolo en relación con otros competidores premium), pero sí tenemos claro que es un coche resultón y que ofrece una vida a bordo muy agradable.

    El Q30 tiene una longitud inferior a los 4,5 metros, es decir, una medida muy habitual entre los compactos. Su habitabilidad, sin llegar a ocupar el top del segmento C, es adecuada tanto en la fila delantera como en la trasera. También el maletero queda en buen lugar con sus 368 litros de capacidad (un volumen parecido al de un Volkswagen Golf).

    Sobre el asfalto

    Quien esté pensando en un Q30 debe saber que la oferta de motores abarca dos diésel y dos gasolina, con potencias que van de los 109 a los 211 caballos. Para esta prueba nos hemos decantado por la versión de gasóleo más potente, que tiene 2,2 litros de cilindrada, 170 CV y se asocia a un cambio automático de doble embrague y siete velocidades. Con la transmisión no hay opción en este motor, ya que tiene que ser irremediablemente automática (una opción estupenda, por cierto), pero con la tracción, sí se puede elegir entre delantera o integral. En este caso, hemos probado la versión AWD de cuatro ruedas motrices.

    La conclusión a la que se llega tras varios días de prueba es que el motor tiene un funcionamiento muy satisfactorio por prestaciones y suavidad de marcha (excepto en parado y a velocidad baja), que la caja de cambios funciona realmente bien y que, por contra, el consumo es algo más elevado de lo que cabría pensar. Los 6,7 l/100 km registrados en condiciones normales (con sistema de climatización en uso, siempre a velocidad legal y con una conducción ciudadosa sin llegar a ser excesivamente eficiente) quedan en ligera desventaja frente a algunos modelos similares de otras marcas.

    Parte de culpa es de la tracción integral, que aumenta en medio litro el gasto de combustible. Aquí habría que ver si compensa o no montar este sistema, ya que cada cliente es un mundo. Sin duda, mejora la motricidad y, por lo tanto, la seguridad en determinadas situaciones. Pero también es cierto que al aumento de consumo de carburante hay que sumarle un incremento en el precio de 2.250 euros, un sobrepeso de 60 kilogramos y una merma (muy ligera) en las prestaciones. Que cada cual haga sus cuentas y decida.

    Equipamiento y conclusión

    Con el motor 2.2d de 170 CV y la tracción integral, el primer nivel de equipamiento posible se denomina Premium. Es el punto de partida, con un precio de 36.150 euros. Por esta cantidad el cliente se lleva a casa una dotación en la que no faltan elementos como el aviso de cambio de carril o el de colisión frontal, la ayuda al arranque en pendiente, el control de crucero, el climatizador dual, los automatismos de luces y lluvia, y hasta dos puertos USB para conectar dispositivos móviles.

    ¿Que se echa de menos? Quizá el acceso y arranque sin llave, la cámara de visión trasera, el navegador. En fin, una serie de elementos que ya están muy generalizados en modelos de segmentos inferiores y que, precisamente este Infiniti encajarían a la perfección como parte de la dotación de serie dadas sus aspiraciones premium. En cualquier caso, quien quiera todo esto y algunos elementos más, lo encontrará en unos paquetes de equipamiento muy completos que figuran en la lista de opciones. Alguno es costoso, como es el caso del pack 'Gladstone' (4.600 euros), que incluye no sólo tecnología sino elementos decorativos; otros lo son algo menos (pack 'Albion', 2.970 euros) e incluyen, entre otras cosas: cámara trasera con visión periférica, navegador, acceso sin llave, reconocimiento señales tráfico o alerta tráfico cruzado. Quizá ese sea un buen precio medio a tener en cuenta para quien pretenda tener un Q30 bien cargado de equipamiento.

    El Q30 es un nuevo actor entre los premium del segmento C. Más caro que un VW Golf, pero menos que un BMW Serie 1 o un Mercedes-Benz Clase A, y similar a un Audi A3. Un modelo diferente, que llama la atención por su carrocería especialmente elevada, que da la sensación de querer jugar entre el mundo SUV y el de los turismos.

    Lo destacable

    -comportamiento dinámico

    -estética diferente

    -confort del habitáculo

    Lo mejorable

    -diseño interior 'poco' cuidado

    -precio en relación a sus aspiraciones

    -consumo del motor 2.2d con tracción total

    Ficha técnica

    -Motor: diésel, 4 cil, 2.143 cc

    -Potencia: 170 CV a 3.400 - 4.000 rpm

    -Par motor: 350 Nm a 1.400 - 3.400 rpm

    -Consumo mixto oficial: 4,9 l/100 km

    -Transmisión: automática, doble embrague 7 vel.

    -Maletero: 368 litros

    -Velocidad máxima: 215 km/h

    -Aceleración 0-100 km/h: 8,5 segundos

    -Precio: 36.150 euros




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