Arqueología del Motor: la tumba de Senna, circuitos "fantasma", la primera cadena de montaje...
Miguel Ángel Linares
La rueda fue uno de los primeros grandes inventos de la historia del hombre. Y la automoción, hace poco más de un siglo, una de sus mayores evoluciones. En este último siglo y pico, son ya muchos los lugares y objetos que se han hecho míticos sobre dos o cuatro ruedas.
Lápidas, circuitos que hoy solo existen en los recuerdos, bosques de coches abandonados, coches semienterrados considerados como monumentos culturales, vehículos oxidados en homenaje a las víctimas del nazismo, rutas míticas, la primera cadena de montaje, el autobús que inició la lucha por los derechos sociales en Estados Unidos, el coche en el que murió JFK, vehículos icónicos de la historia del cine, o de la España reciente, y hasta una yarda de ladrillos en uno de los circuitos más famosos. El automóvil, con más de un siglo de vida, ya hace historia.
"Nada me puede separar del amor de Dios", epitafio de la lápida de Ayrton Senna en el cementerio de Morumbi (Sao Paulo)
La tumba de Ayrton Senna, tierra sagrada
El 21 de marzo de 1960, la Fórmula 1 perdía a su mejor piloto, Ayrton Senna. La rotura de una pieza en la dirección de su Williams le impidió girar en una curva en Imola, y contra el muro nació la leyenda del tres veces campeón del mundo.
Tres días después, más de un millón de personas acompañaron el cuerpo de Ayrton Senna en su paseo a bordo de un coche de bomberos por las calles de Sao Paulo, su ciudad natal. Entre ellos, su gran rival, Alain Prost. Hoy, su sencilla lápida en el cementerio de Morumbi es lugar de peregrinación para cualquier aficionado al mundo de las cuatro ruedas.
El impresionante mausoleo de los Ferrari en el cementerio de San Cataldo (Módena, Italia)
El mausoleo de la familia Ferrari
"Il Commendatore" Enzo Ferrari (1898-1988) dio nombre a la dinastía más famosa del automovilismo. Hoy, Ferrari es una religión "roja" tanto en la competición como en los coches "de calle" (si se puede llamar "de calle" a un Ferrari).
En 2015 los "carabbinieri" italianos abortaron lo que podía haber sido un bombazo: un grupo de delincuentes estaban a punto de entrar en el impresionante mausoleo de la familia Ferrari en el cementerio de San Cataldo (Módena) para "secuestrar" el cuerpo de Enzo y pedir un rescate de diez millones de euros. Al final todo quedó en una anécdota.
El accidente de Niki Lauda en el "infierno"
El 1 de agosto de 1976 muchas cosas cambiaron en la Fórmula 1. El accidente en el que Niki Lauda casi pierde la vida hizo que el trazado Nordschleife del circuitode Nurburgring, el "infierno verde", pasara a mejor vida en la Fórmula 1.
El del austríaco es el accidente más famoso de la historia del "Gran Circo" (Ayrton Senna aparte). Hoy, el trazado original de Nurburgring tiene un halo de leyenda, el asfalto más temerario del mundo del motor, donde aún se siguen disputando diversas carreras y, sobre todo, pruebas de coches deportivos de calle.
El añorado circuito de Montjuïc
El centro de Barcelona tiene dos circuitos "fantasma". Por un lado el de Pedralbes (1946-1954), en el que se disputó en 1950 el primer GP de España de Fórmula 1; y por otro, el de Montjuïc, en la montaña homónima, que albergó el GP de España en cuatro ocasiones.
Alternándose con el circuito madrileño de El Jarama, el circuito urbano de Montjuïc fue la sede del GP de España de Fórmula 1 en 1969, 1971, 1973 y 1975. Pero en este último Gran Premio llegó la tragedia cuando el alerón perdido del alemán Rolf Stolemmen mató a cinco espectadores y también supuso la muerte del mítico circuito barcelonés.
El autódromo "fantasma" de Terramar
El pionero de los circuitos españoles estaba situado en San Pedro de Ribas, cerca de Sitges (Barcelona). Es contemporáneo de mitos del asfalto de carreras de la talla de Monza (Italia), Brooklands (Gran Bretaña) e Indianápolis (Estados Unidos).
Con una longitud de dos kilómetros, Terramar albergó muy pocas carreras por el excesivo peralte de sus curvas (de hasta 90 grados). Inaugurado en 1923, en 1929 ya cayó en desuso. Sirvió de cuartel republicano en la Guerra Civil, y aunque se intentó recuperar años después, su última carrera automovilística tuvo lugar en 1955. Hoy, tras ser restaurado, Terramar sirve de marco incomparable para diversos eventos, y es un lugar de peregrinación para nostálgicos. En 2012, Carlos Sainz, a bordo de un Audi R8 MLS, batió, con 42,6 segundos, el récord del circuito, anclado en 45,8 segundos en 1923.
Avus, el circuito imposible
Más de ocho kilómetros de trazado, dos rectas inmensas y dos horquillas, una de ellas con un inclinadísimo peralte. Esto era Avus, en Berlín (Alemania), uno de los autódromos clásicos de los inicios del automovilismo de competición.
Inaugurado en 1921, las dos curvas de Avus eran planas en un principio, pero la competencia con el circuito de Nurburgring obligó a rediseñar la curva norte, con un peralte de 43 grados. El problema es que no se puso protección en la parte alta de la curva, y muchos coches y motocicletas usaban la curva como "rampa de despegue". Tras la Guerra Mundial, Avus llegó a albergar el GP de Alemania de Fórmula 1 en 1959, pero principalmente era una de las sedes del Mundial de Turismos. Avus estuvo activo hasta 1998. Hoy, sus dos inmensas rectas forman parte de la autopista alemana A115, y sus gradas, abandonadas pero visibles, son un homenaje a aquellos primeros años locos del automovilismo.
Isla de Man, el circuito de la muerte
Uno de los circuitos míticos del motociclismo es sin duda el de la isla británica de Man, sede del no menos famoso TT (Tourist Trophy), una de las carreras más peligrosas del mundo. Marc Márquez declaró hace bien poco que nunca correrá allí.
La pista, denominada "Snaefell Mountain Course" tiene nada menos que ¡60,70 kilómetros de longitud!, y está formada por un conjunto de carreteras locales abiertas al tráfico. El TT, cuya primera edición tuvo lugar en 1907, acumula ya más de 250 muertos. Se compite en formato contrarreloj, con picos de velocidad de más de 330 km/h, y formó parte del Mundial de Motociclismo entre 1949 y 1975. Una auténtica locura de carrera.
El bosque de los coches olvidados
Como hablábamos hace unas semanas en este artículo, durante varias décadas, más de medio millar de vehículos de los años 40 y anteriores "descansaron en paz" en un bosque de Bélgica, Chatillon, dotando al paisaje de un misterio y romanticismo sin igual.
Los dueños de estos vehículos habían sido soldados aliados, norteamericanos y canadienses que los escondieron en el bosque para volver en algún momento a por ellos, tras adquirirlos a precios tirados a causa de la Segunda Guerra Mundial. Pero los gastos de transporte eran demasiado elevados, y ni uno solo de los coches fue recuperado. Los vehículos se fueron fundiendo con la naturaleza, y muchos de ellos robados, hasta que hace unos pocos años el cementerio de coches más famoso fue desmantelado por motivos medioambientales.
Los "coches zombi" de Oradour-sur-Glane
En 2016 contamos la trágica historia de Oradour-sur-Glane, un pueblo francés devastado por los nazis el 10 de junio de 1944 en represalia por el desembarco de Normandía unos días antes. Aquel día murieron 642 inocentes en Oradour.
Aquel día, el ejército nazi soltó la rabia contenida por el reciente desembarco aliado en Normandía unos días antes de la mejor forma que sabía: asesinando a inocentes. El pequeño pueblo francés de Oradour-sur-Glane vivió en aquella fecha su día más trágico: por un lado, 190 hombres fueron fusilados en la plaza del pueblo. Y por el otro, 245 mujeres y 207 niños fueron encerrados y abrasados en la iglesia del pueblo. Al terminar la guerra, De Gaulle decidió no tocar el arrasado Oradour-sur-Glane para que la historia no olvidase aquella tragedia, y mandó erigir un nuevo Oradour al lado del antiguo. Hoy, una veintena de coches esqueléticos ayudan a comprender la bajeza del género humano.
Diez cadillac medio enterrados por el morro en pleno desierto tejano: la cultura del siglo XX
Cadillac Ranch, monumento en el desierto
Este "monumento", formado en 1974 por diez Cadillac quemados y semienterrados en medio del desierto en Amarillo (Texas), son obra de Chip Lord, Hudson Márquez y Doug Michels, miembros del grupo artístico Ant Farm, fundado en 1968 en San Francisco.
A pesar de su nombre, no es un rancho, sino de una instalación artística en medio de un espacio tan público como es el desierto. De hecho, es una de las estampas más reconocibles y sin duda fotografiadas del "Far West" moderno.
La "joven" cultura norteamericana tiene en Cadillac Ranch uno de sus iconos más reconocibles. De hecho, los artistas urbanos se ven autorizados para redecorar continuamente con grafitis las trágicas estampas de los diez Cadillac, enterrados de morro en la arena del desierto. De hecho, Bruce Springsteen dedicó en 1980 una de las canciones de su mítico disco "The River" al "Cadillac Ranch".
Flagstaff, el corazón de la Ruta 66
"The Mother Road" es la carretera más famosa de EE. UU. Construida en 1926, partía de Chicago y atravesaba el país del noreste al sudoeste por Misuri, Kansas, Oklahoma, Texas, Nuevo México, Arizona y hasta finalizar en Los Ángeles (California).
Un total de 2.448 millas? (3.939 km), que hoy son un mito de la cultura norteamericana. Era el camino que tomaron muchos emigrantes en busca de una segunda "fiebre del oro" en el oeste del país en los duros años que siguieron a la Depresión de 1929. Oficialmente, la Ruta 66 "murió" como carretera en 1985, engullida por un gran número de autopistas, pero hoy se mantiene como "ruta histórica". Aunque está cerca del final de la ruta, la pequeña localidad de Flagstaff (Arizona), está considerada como la "capital" de la Ruta 66.
Ford Piquette Plant, aquí empezó todo
En 1908, la industria de la automoción "nació" como en su forma actual con la producción del Ford T, el primer vehículo fabricado "en cadena", en la pequeña planta que la Ford Motor Company tenía en Piquette Avenue, en la ciudad de Detroit (Michigan, EE. UU.).
Y toda esta historia del mundo del automóvil se escribió en una pequeña fábrica situada en la Piquette Avenue, en los arrabales de Detroit. Sin embargo, el gran éxito del modelo hizo que en tan solo año y medio Henry Ford tuviera que llevarse la producción a otra fábrica más grande, Highland Park. Tras pasar por varias manos, la Ford Piquette Avenue Factory se convirtió en un museo en 2001.
Nurburgring, el "infierno verde"
El escocés Jackie Stewart, tres veces campeón del mundo de Fórmula 1, bautizó el trazado Nordschleife del circuito alemán de Nurburgring como "el infierno verde". Y sin duda debe estar de acuerdo con ese apelativo Niki Lauda, que casi pierde allí la vida en 1976.
Aunque el autódromo de Nurburgring, en el oeste de Alemamia, nació como una pista de pruebas para las incipientes marcas alemanas en los años 20, pronto se convirtió en el circuito más famoso del mundo. En su inauguración, en 1927, el circuito se dividía en el trazado sur (Südschleife), de 7,5 kilómetros, y el norte (Nordschleife), de 22,8 km. Este último tramo es lo que Jackie Stewart bautizó como el "infierno verde". Cuarenta curvas a izquierdas, 50 a derechas, el "viejo Nurburgring" sigue siendo el circuito más temido, a pesar que desde el accidente de Niki Lauda en 1976 ya no ha vuelto a albergar pruebas del Mundial de Fórmula 1 (se celebran en un trazado nuevo). Pero, a nivel de marcas, el Nordschelife de Nurburgring sigue siendo el mejor banco de pruebas del mundo.
Lago rosa de Dakar
Hubo un tiempo en que el Dakar era el París-Dakar, y la mayoría de sus ediciones terminaban en un marco incomparable: el Lago Rosa de Dakar. Este pequeño lago, cuyas aguas se tiñen de rosa en la estación seca por culpa de un alga, tiene tres kilómetros cuadrados.
Situado al noroeste de Senegal, y a 35 kilómetros de su capital, Dakar, el Lago Rosa era sin duda el escenario ideal para la etapa final del raid más famoso del mundo, el París-Dakar (que en ocasiones llegó a salir de Granada, entre otros lugares). Pero en 2008, ante la continua escalada de la violencia en varios países del norte de África, la organización del raid se llevó la prueba a Sudamérica. Desde entonces, el Dakar ha perdido gran parte de su magia rosa.
El legado de Eduardo Barreiros
Aunque existe un Museo Eduardo Barreiros en Valdemorillo (Madrid), su centro de operaciones estuvo en la factoria que fundó en Villaverde (sur de Madrid), en las instalaciones que hoy pertenecen al Grupo PSA (Peugeot, Citroën, DS y Opel).
Por fortuna, aunque la fábrica de Barreiros, inaugurada en 1951, poco tiene que ver con las actuales instalaciones de PSA, se ha preservado el legado del industrial gallego con la conservación de su despacho tal como lo tenía en aquellos años. Una parte sin duda vital en la industria de la automoción española, y un recuerdo a uno de sus grandes impulsores. En aquellas instalaciones se proyectaron y fabricaron los primeros grandes motores diésel para camiones y autobuses, además de, tras la alianza de Barreiros con Dodge, los Simca 1000 y Simca 1200 y el Dodge Dart.
El autobús de la "igualdad" de Rosa Parks
El 1 de diciembre de 1955, Rosa Parks, de 42 años, se convirtió en la "Primera Dama de los Derechos Civiles" al negarse a ceder su asiento a un blanco, como marcaba la ley, en un autobús de la línea 55 de Montgomery (Indiana, EE. UU.).
Parks, que llegó a ingresar en prisión tras ser detenida, fue la chispa que encendió la lucha contra el racismo y por los derechos civiles en buena parte del sur de Estados Unidos, y encabezada por Martin Luther King. Las protestas y movilizaciones de la comunidad negra consiguió que se derogara la ley que separaba los asientos de los autobuses entre negros y blancos. Hoy, el histórico autobús de Rosa Parks puede verse en el Museo Henry Ford, en Detroit.
La limusina en la que murió JFK
El SS-100-X era el nombre con el que los servicios secretos designaban el Lincoln modificado en el que John Fitzgerald Kennedy, presidente de los Estados Unidos, recorría las calles de Dallas (Texas), el 22 de noviembre de 1963.
Al cruzar la Plaza Dealey, en el centro de la ciudad tejana, varios disparos efectuados (presuntamente) por Lee Harvey Oswald, acabaron con la vida de JFK. Más de medio siglo después, la muerte de Kennedy sigue siendo el magnicidio más famoso de la historia. Al igual que el autobús de Rosa Parks, el SS-100-X puede verse en el Museo Henry Ford de Detroit.
Peter Jackson y "Chitty Chitty Bang Bang"
Peter Jackson, el creador de la trilogía cinematográfica de "El Señor de los Anillos", ha demostrado en diversas ocasiones que es un friki en general, y del mundo del cine en particular. De hecho, es el poseedor de uno de los coches más famosos del Séptimo Arte.
"Chitty Chitty Bang Bang" (Ken Hugues, 1968), es uno de los musicales más famosos de la historia del cine. Basado en un relato de Ian Fleming ("padre" de James Bond), y con guion de Roald Dahl ("Charlie y la fábrica de chocolate"), la película cuenta las aventuras de un excéntrico inventor (interpretado por Dick van Dyke, coprotagonista de "Mary Poppins"), que convierte un viejo coche de carreras en un vehículo que puede volar y flotar sobre el agua. El nombre del coche está inspirado en el nombre que se dio a varios modelos de automóviles deportivos ingleses de los años veinte construidos por el conde Louis Zborowski y el ingeniero Clive Gallop.
El Bullitt que no pudo comprar Steve McQueen
El absoluto protagonismo del gran Steve McQueen en "Bullitt" (Peter Yates, 1968) solo puede ser "discutido" por Ford Mustang GT-390 largo de color verde oscuro, uno de los coches más famosos de la historia del cine, y protagonista de una mítica persecución.
En el rodaje de "Bullitt" se utilizaron dos Mustang: uno para las escenas de acción, y que terminó muy perjudicado, y otro para las escenas más tranquilas. Al terminar el rodaje se perdió la pista de este último, hasta que la familia Kiernan, de Nashville (Tennessee), leyó en un anuncio que se vendía el vehículo original. Y no lo dudaron un momento.
El actual propietario del Bullitt original, Sean Kiernan, que lo ha conservado entre algodones, pero sin restaurarlo, afirma que Steve McQueen intentó comprar el modelo en varias ocasiones, ofreciendo buenas sumas de dinero, pero sus padres siempre se negaron a desprenderse de tal joya.
El recuerdo de la tragedia de Le Mans
Como recordábamos hace unas semanas en este artículo, el 11 de junio de 1955 el mundo del automovilismo vivió su peor tragedia: 87 muertos por una maniobra de Hawthorn, que salió ileso, provocó un espectacular accidente en Le Mans.
Hawthorn (Jaguar), que ya tenía fama de piloto peligroso, frenó casi en seco para entrar en boxes nada más adelantar a Lance Macklin (Austin Healey). Este, para no comerse a Hawthorn, tuvo que girar bruscamente a la izquierda, lo que provocó que Pierre Levegh (Mercedes), se subiera a su rueda trasera izquierda, que le sirvió de trampolín para estrellarse con violencia contra la valla. El Mercedes se incendió, y perdió el alerón, que voló sobre la grada repleta de espectadores, y se convirtió en una cuchilla mortal. La carrera, incomprensiblemente, no se detuvo, y el propio Hawthorn fue el vencedor. Hoy, una sencilla placa recuerda la tragedia de Le Mans de 1955.
James Dean y su "Pequeño bastardo"
Uno de los accidentes más famosos de la historia es el que terminó con la vida de James Dean, el actor más famoso de la época, el 30 de septiembre de 1955, en el norte de California, según contábamos en este artículo en el año 2014.
A punto de terminar el rodaje de su tercera película, "Gigante", Dean se dirigía, con su mecánico, a retomar su actividad en los circuitos de California, a pesar de que el estudio se lo tenía prohibido. Viajaba a bordo de un Porsche 550 Spyder, bautizado como "Little Bastard" ("Pequeño bastardo").
Cuando circulaba cerca de la localidad de Cholame, Dean abandonaba la Ruta Estatal 466 en el cruce con la Highway 41. En ese momento, el actor se vio obligado a dar un brusco volantazo para evitar el choque con un Ford Custom Tudor que se había saltado un Stop. No lo consiguió. En el impacto, casi frontal, se fracturó los brazos y el cuello. Murió en una ambulancia pocos minutos después.
Todos los escenarios del recorrido se han convertido hoy en puntos de atracción de turistas y curiosos. Como en la estación de servicio de Blackwells Corner, donde Dean repostó por última vez, donde un cartel gigante con el busto silueteado del actor nos recuerda su última parada. Incluso hay una placa en la intersección donde se produjo el impacto.
El Dodge 3700 GT de Carrero Blanco
En este otro artículo recordábamos los vehículos que habían sido protagonistas de los atentados más famosos de la historia. Y uno de ellos, por supuesto, es el Dodge 3700 GT en el que perdió la vida Luis Carrero Blanco, presidente de uno de los últimos gobiernos de la dictadura de Franco, el 21 de diciembre de 1973.
El Dodge 3700 GT oficial en el que viajaba Carrero Blanco saltó por los aires a su paso por el número 104 de la calle de Claudio Coello, también en Madrid, y tras volar más de 30 metros, salvó la fachada de un convento de Jesuitas y cayó en uno de sus patios interiores, tras explotar una carga de más de 100 kilos de explosivos bajo el asfalto al paso del vehículo.
El atentado fue atribuido a la entonces joven banda terrorista ETA. El Dodge, que no tenía blindaje, soportó de forma admirable una explosión de tales características y su posterior vuelo y aterrizaje, como se puede ver hoy en los restos del vehículo, que se encuentran expuestos en el Museo del Coche del Ejército, en Torrejón de Ardoz (Madrid).
El 3700 GT, una evolución del famoso Dodge Dart, con matrícula PMM-16416 (Parque Móvil Ministerial), y en el que perdieron la vida el citado Carrero Blanco junto al chófer, José Luis Pérez Mogena, y al escolta, el inspector de policía José Antonio Bueno Fernández, había sido nombrado 'Coche del Año en España'. Era de color negro, con el techo de vinilo, y había sido producido dos años antes en la factoría de Chrysler en Villaverde (Madrid), hoy perteneciente al Grupo PSA.
La "yarda de ladrillos" de Indianápolis
Y para terminar esta primera entrega de "Arqueología del Motor", hablamos, como ya hicimos en este artículo, de la famosa "yarda de ladrillos" que preside la línea de meta de uno de los circuitos más famosos del mundo: el de Indianápolis.
El Indianapolis Motor Speedway es uno de los circuitos más famosos del mundo. Un óvalo de 2,5 millas de longitud (4,023 kilómetros) que, por consiguiente, solo cuenta con cuatro curvas, que se toman de izquierdas. Las 500 millas de la carrera, exactamente 804,7 kilómetros, se recorren en aproximadamente tres horas. El circuito, inaugurado en 1909, era por entonces de ladrillos. Aunque pocos años después el asfalto llegó para quedarse, existe aún una yarda (0,91 metros) pavimentada con los pioneros ladrillos, situada justo en la línea de meta. El 'metro' más famoso de la geografía mundial de las carreras de coches.