¿Qué consecuencias tiene llevar el sistema de aire acondicionado en mal estado?
Europa Press , Ecomotor.es
A la hora de realizar un viaje, es imprescindible revisar los elementos que nos proporcionan una seguridad óptima como son los neumáticos o el sistema de frenado, pero es habitual dejarse en el tintero revisar otros que, a pesar de no parecer determinantes, tienen cuando menos el mismo peso en el ámbito de la seguridad.
El sistema de aire acondicionado es uno de los casos más frecuentes. El mal estado del sistema de ventilación no afecta solo a la comodidad del conductor, sino que tiene efectos perjudiciales en la salud, en la seguridad y en el ahorro.
Pero las consecuencias no amenazan solo al bienestar del usuario. Según Hella, empresa alemana proveedora de componentes de vehículos, la capacidad de concentración se reduce y el cuerpo se cansa más rápidamente según aumenta la temperatura del ambiente, al tiempo que disminuye la capacidad de reacción con el consiguiente aumento de posibilidades de sufrir un accidente.
También tiene efectos nocivos para la salud si no se desinfecta el aparato con regularidad. Por su ubicación, el evaporador ofrece las condiciones ideales para la aparición de bacterias, hongos y otros microorganismos que, al llegar al interior del coche a través del sistema de ventilación, pueden provocar reacciones alérgicas y problemas para las personas con enfermedades respiratorias.
Un agujero económico
Por otra parte, la compañía también ha advertido del impacto en nuestro bolsillo de un sistema de aire acondicionado en mal estado. Con el paso del tiempo, la potencia de refrigeración disminuye por la pérdida natural del gas refrigerante y se corre el peligro de sufrir daños en el compresor, cuyos costes son elevados.
Además, si falta gas refrigerante, el compresor funciona más a menudo y durante más tiempo del habitual para mantener la potencia de refrigeración de manera continua, lo que conlleva un consumo extra de combustible de entre el 5% y el 10%, aunque depende del tipo de aire acondicionado, de la situación en la que circule el vehículo, la temperatura exterior y las costumbres del conductor.
Mientras que el consumo extra es algo mayor en ciudad que en la conducción interurbana o en autovía, los vehículos que viajan sin aire acondicionado suelen circular con las ventanas o techos solares abiertos, lo que aumenta también casi en la misma medida el consumo de combustible debido a la elevada resistencia al aire.