Ecoaula
Cuando tu jefe sea un algoritmo
- En un futuro cercano será habitual que un algoritmo realice labores de organización
Pablo Rivas
Madrid,
La Inteligencia Artificial ya no es sólo un producto de cine, o de literatura, es una realidad incipiente que está cambiando el entorno económico y mucho más que lo cambiará. El impacto de esta tecnología tiene potencial para transformarlo todo, desde lo que hacemos, al cómo lo hacemos, y por último hasta quién controla el hacerlo
Si la automatización representa una evolución en cómo hacemos las cosas para un amplio conjunto de tareas, ya en el año 2013 la Universidad de Oxford cifraba en el 47% de los trabajos en occidente, la inteligencia artificial representa la misma oportunidad para otro gran porcentaje del sector económico que no se incluía previamente.
Hay experiencias muy ilustrativas sobre el potencial de la IA en la gestión y toma de decisiones. El metro de Hong Kong ha incorporado un algoritmo para ordenar y gestionar de forma autónoma los trabajos de ingeniería. Los distribuye a las horas en que menos impacto causan al servicio, incorpora criterios legales sobre la emisión de ruido, otros de índole más laboral como la conciliación con la vida familiar y económicos sobre la utilización más eficiente de los recursos limitados de la compañía. Ha conseguido ahorrar 800.000$ anuales, evitar reuniones de planificación de los gestores y ganar media hora diaria a los empleados.
En un futuro cercano será habitual que sea al algoritmo a quien tengamos que reclamar
Es un ejemplo sencillo del atractivo que la IA posee para el mundo empresarial. Su eficiencia en la toma de decisiones es un avance hacia la eliminación de errores. Su enorme potencial no ha pasado desapercibido a empresas de sectores tan variados como la comunicación, la salud, el transporte o las finanzas que, en 2018, invirtieron 19.100 millones de dólares según datos de Forbes.
Sin embargo, como gran cambio tecnológico, también conviene abrir un gran proceso de reflexión. Tres son las preguntas que me vienen a la cabeza de forma inmediata que debemos hacernos ante el avance del uso de la IA en la empresa. ¿Quién es el responsable del mal funcionamiento o las decisiones inadecuadas de un algoritmo o una máquina? ¿Cómo podemos evitarlo? Y, por último, ¿cuáles son los límites del aprendizaje de la IA, hasta dónde debemos llevar la IA?
Sólo en los primeros compases de la IA, en el mero inicio de su implantación, ya representa un reto para la legislación actual, el modelo productivo, la dirección empresarial y las relaciones personales y laborales. Si bien el cambio puede generar resistencias, según avanza la Inteligencia Artificial los retos lo hacen de forma directamente exponencial. Así lo evidencia el último análisis del departamento de Ciencia Computacional e Inteligencia Artificial del MIT que, tras un estudio comparado de trabajadores gestionados por un sistema autómata, otro mixto y un tercero humano, la satisfacción era mayor en el primero de ellos. El sistema totalmente automatizado era más eficiente, daba órdenes más precisas y comprensibles y generó una mayor satisfacción de los empleados.
En un futuro cercano será habitual que un algoritmo realice labores de organización, es decir que nuestro "jefe" sea un programa informático, que nuestra asignación de tareas dependa de "el/ella/ello" y sea al algoritmo a quien tengamos que reclamar. De hecho, hoy en día, todos tenemos un algoritmo que nos condiciona el consumo de publicidad o el Cabify que vamos a usar.
Elaborado por Pablo Rivas, CEO & Founder de Global Alumni