El Papa pide una Cuba "de todos y para todos"
Tras una visita de tres días al país caribeño, el Sumo Pontífice pidió "una Cuba de todos y para todos", desterrando las posiciones inamovibles para lograr una gran reconciliación nacional en momentos en que la nación vive su mayor momento de transformación desde el triunfo de la revolución en 1959.
"Es posible cimentar una sociedad de amplios horizontes, renovada y reconciliada. Que nadie se vea impedido de sumarse a esta apasionante tarea por la limitación de sus libertades fundamentales, ni eximido de ella por desidia o carencia de recursos materiales", dijo el obispo de Roma en el aeropuerto.
Además, el Santo Padre pidió el fin del embargo que Washington impuso al país hace 50 años para derrocar a su enemigo ideológico, por agravar la difícil situación económica y "pesan negativamente sobre la población".
Desde su llegada a Santiago de Cuba el lunes, el Papa ha insistido en que el Gobierno de Raúl Castró necesitará la ayuda de la Iglesia en la búsqueda de nuevas vías y modelos para afrontar "sin traumas" las transformaciones por venir.
El mandatario cubano agradeció a Benedicto XVI una visita que ha transcurrido en un ambiente de "mutua comprensión" en la que encontraron "muchas y profundas" coincidencias pese a no estar de acuerdo en todos los temas.
"Su encuentro con los cubanos le ha dado la oportunidad de conocer mejor y constatar la justeza de nuestros propósitos", dijo, antes de estrechar las manos del Sumo Pontífice cuando se subió al avión para salir del país bajo un persistente lluvia.
El viaje del jerarca católico coronó un largo camino en la mejora de las relaciones del Gobierno con la Iglesia, que se ha convertido en el principal interlocutor de las autoridades en temas delicados como derechos humanos y libertades políticas.
Sin embargo, pese a las referencias más o menos veladas a los presos políticos, los exiliados y la urgencia de cambios de mayor calado en la nación caribeña, el líder católico no recibió a los disidentes de la isla, acusados por el Gobierno de ser mercenarios a sueldo de Estados Unidos.
AUTENTICA LIBERTAD
En la mañana, el Santo Padre ofició una multitudinaria misa en la mítica Plaza de la Revolución, en la que instó a buscar la "auténtica libertad" para crear una sociedad más abierta.
"Hay otros que interpretan mal esta búsqueda de la verdad, llevándolos a la irracionalidad y al fanatismo, encerrándose en 'su verdad' e intentando imponerla a los demás", dijo desde el mismo púlpito donde Fidel, enfundado en verde oliva, arengaba a sus compatriotas con encendidos discursos revolucionarios.
Vestido con una toga morada, el Papa alemán recorrió las principales arterias de la capital a bordo del papamóvil, aclamado por unos 300.000 cubanos que se protegían del inclemente sol del Caribe con gorras, viseras de cartón y sombrillas buscando recibir la bendición del obispo de Roma.
"El Papa devolverá la fe a muchos. Aquí en Cuba las dificultades económicas nos agobian tanto que los sueños se ven un tanto perjudicados", dijo José Correa, exhibiendo orgulloso tres crucifijos en su pecho en un país que fue oficialmente ateo y anticlerical hasta 1992.
Flanqueado por las imponentes efigies del guerrillero argentino Ernesto "Che" Guevara y el rebelde Camilo Cienfuegos, el Papa Benedicto XVI reiteró la necesidad de que el Gobierno abra más espacios públicos a la Iglesia, incluida la posibilidad de llevar "pronto" sus enseñanzas a escuelas y universidades.
"Es preciso seguir adelante (y) reforzar lo ya alcanzado y avanzar por este camino de genuino servicio al bien común de toda la sociedad cubana", dijo al destacar con "alegría" la creciente consolidación de la alianza Iglesia-Estado.
El martes, el Santo Padre sostuvo una "cordial" reunión con Raúl Castro, quien asumió el poder tras la renuncia de su hermano mayor en 2008 por motivos de salud.
Su Santidad habría hecho un "pedido humanitario" a Castro, según informó el Vaticano, lo que muchos interpretaron como una solicitud para que libere a presos políticos o al contratista estadounidense Alan Gross, condenado a 15 años por instalar conexiones a internet consideradas ilegales en la isla.
Además, pidió restablecer el festivo de Viernes Santo, en un gesto similar al que tuvo Fidel con el fallecido Juan Pablo II al reinstaurar la Navidad antes de su histórica visita en 1998.
MARXISTAS Y CRISTIANOS
Uno de los momentos más esperados del viaje fue el encuentro entre el Papa Benedicto XVI y Fidel Castro, que se reunieron durante media hora en la Nunciatura Apostólica de La Habana.
El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, comentó que fue un encuentro sereno y cordial en el que conversaron sobre la liturgia de la Iglesia y los problemas que enfrenta la Humanidad. Incluso bromearon sobre su edad y el carismático rebelde le preguntó cuál es el trabajo del Papa.
La recepción fue un espaldarazo para consolidar la alianza clave entre la Iglesia Católica y el Gobierno, que impulsa una serie de reformas para modernizar la economía sin renunciar al ideario socialista, ampliando el emprendimiento privado en áreas antes reservadas al Estado, como el turismo y la hostelería.
La visita generó las reacciones más diversas entre la población. Unos creen que el Papa ayudará a acabar con el bloqueo económico de Washington, otros que impulsará los cambios políticos y la mayoría que reavivará la fe tras décadas de anticlericalismo y proliferación de la Santería afrocubana.
"Sabemos que Cuba tiene que cambiar y lo estamos haciendo. ¿Pero cuándo va a cambiar Estados Unidos, con su bloqueo que nos ahoga? Ojalá Benedicto tenga algo que decirles a ellos también", dijo Maritza Álvarez, una empleada estatal de 40 años que esperó desde la madrugada para tener un lugar en las primeras filas.
Pero las expectativas de que la presencia del jerarca católico diera paso a una apertura en temas sensibles como derechos humanos y libertades civiles fue cortada de pleno por el Ejecutivo, que dejó claro una vez más que los cambios no afectarán al sistema político de partido único.
"En Cuba no va a haber reforma política", dijo tajante el martes Marino Murillo, uno de los vicepresidentes cubanos y supervisor de las transformaciones económicas.
En respuesta, el portavoz de Su Santidad, aseguró: "La Iglesia no intenta imponer soluciones. Sabemos que hay un largo camino y que la historia de Cuba es compleja".
/Por Enrique Andres Pretel y Nelson Acosta/