Bienvenidos al primer restaurante en la red
En su trabajo diario, David Yang dirige ABBYY, que se especializa en el software de traducción y reconocimiento lingüístico. Pero, como apasionado propietario de un restaurante, ha visto una oportunidad gracias a las redes sociales como Facebook y Foursquare.
El resultado es iiko (www.iiko.com), un sistema integrado que maneja los pedidos, el inventario, la financiación y la seguridad. También tiene un sistema que mide la fidelidad del consumidor orientado a la moda de las redes sociales.
"Los clientes fieles están más motivados porque si publican una recomendación en su tablón y sus amigos vienen, el que nos recomendó recibe parte de lo que ellos gasten (como descuento)", dijo Yang a Reuters en Artefaq, uno de sus restaurantes de moda.
"Sus amigos también tendrán vino gratis, hamburguesas gratis, mojitos gratis", aseguró Yang, nacido en Armenia y cuyo padre vino de China a la Unión Soviética para estudiar física sólo para verse allí atrapado por la Revolución Cultural.
Por si eso no fuera suficiente, iikoDJ puede reproducir la música correcta, al volumen correcto, a la hora adecuada del día o la noche.
"Durante el día tienes que cambiar el volumen, y en las diferentes salas tiene que haber música distinta", afirmó Yang.
"Pero la gente no se suele preocupar en los restaurantes, no cambian la música, no cambian el volumen o, en el peor de los casos, ponen su propia música".
Yang espera que iiko, fundado en 2005 y financiado por la corredora de Bolsa Troika Dialog en 2008, genere unos beneficios de 50 millones de dólares (33,72 millones de euros) para 2015 mediante ventas individuales o contratación de servicios.
El sistema ya está en marcha en 1.400 cafeterías y restaurantes, incluyendo Dunkin' Donuts en Rusia y Sbarro. Yang planea internacionalizar iiko y que llegue a 40.000 establecimientos a mediados de la década.
EL ARRANQUE DE LA ERA SOVIÉTICA
Yang estudiaba en el Instituto de Física y Tecnología de Moscú en 1989 cuando saltó a los negocios con su compañero Alexander Moskalyov, gracias a un préstamo de un fondo establecido por el presidente Mikháil Gorbachev para los jóvenes empresarios.
"Fue como una incubadora. Creyeron..." dijo Yang, que devolvió el préstamo además de la mitad de los beneficios de las ventas del primer año procedentes de su primer diccionario electrónico.
ABBYY (www.abbyy.com) ahora ofrece el software de reconocimiento de textos FineReader, capaz de leer textos medievales escritos a mano, y el diccionario electrónico Lingvo. Tiene más de 1.000 empleados, 13 oficinas en nueve países y 30 millones de clientes.
ABBYY, del que el fondo ruso-sueco Mint Capital se hizo con una participación minoritaria en 2000, no está considerando apuntarse a la fiebre de las empresas de tecnología rusas de salir a bolsa, después de que el buscador Yandex, conocido como el "Google ruso" llegara a los 1.400 millones de dólares en el Nasdaq.
Pero Yang, al que la agencia Expert RA ha situado como el cuarto empresario de la tecnología ruso, con unas ventas estimadas de 146 millones de dólares, mantiene abiertas sus opciones.
"Hacemos frente al interés de inversores estratégicos y financieros constantemente", dijo. "Estamos explorando el crecimiento orgánico y no orgánico de la compañía. Pero aún no tenemos planes concretos".