Ciencia

¿Por qué un búho puede girar la cabeza 270º sin que se le corte la sangre que va al cerebro?

    <i>Imagen: Archivo</i>


    Médicos y expertos neurológicos de la Universidad Johns Hopkins han descubierto por qué los búhos pueden girar sus cabezas hasta 270 grados en cualquier dirección sin dañar los delicados vasos sanguíneos de sus cuellos y cabezas y sin cortar el suministro de sangre al cerebro, según los hallazgos del equipo. Ellos tienen los vasos sanguíneos en la base de la cabeza más grandes que los humanos lo que les permite almacenar la sangre y que tras el giro vaya la sangre inmediatamente al cerebro.

    Según Sciencie, el hallazgo más sorprendente fue cuando los cientíticos inyectaron un tinte en las arterias de los búhos, imitando el flujo sanguíneo, y giraron manualmente las cabezas de los animales.

    Los vasos sanguíneos en la base de la cabeza, justo debajo del hueso de la mandíbula, eran cada vez más grandes, cuanto más colorante se introducía y antes de que el líquido se agrupara en los reservorios, algo que contrasta fuertemente con la capacidad humana anatómica, donde las arterias en general tienden a ser más pequeñas y más pequeñas y se ramifican.

    Los investigadores dicen que estos reservorios sanguíneos contráctiles permiten a la sangre de los búhos estancarse como en una piscina para satisfacer las necesidades energéticas de sus grandes cerebros y ojos mientras giran sus cabezas. La red de soporte vascular, con sus interconexiones y adaptaciones, ayuda a minimizar cualquier interrupción en el flujo sanguíneo.

    "Hasta ahora, los especialistas de imagen cerebral que lidiamos con lesiones humanas causadas por un traumatismo en las arterias de la cabeza y el cuello nos hemos preguntado siempre por qué los rápidos y retorcidos movimientos de la cabeza de los búhos no provocaban su muerte por accidente cerebrovascular ", reconoce el investigador principal del estudio y neurorradiólogo Philippe Gailloud.

    Nos desgarrarían el cuello

    Los giros bruscos de la cabeza y el cuello en los seres humanos estiran y desgarran revestimientos de los vasos sanguíneos, produciendo coágulos que pueden desprenderse y causar una embolia mortal o accidente cerebrovascular. Los investigadores dicen que estas lesiones son comunes, a menudo como resultado de accidentes de tráfico y también después de montar en la montaña rusa y con malas manipulaciones quiroprácticas.

    Para resolver este puzzle, el equipo de Johns Hopkins estudió la estructura ósea y vascular compleja en las cabezas y los cuellos de grandes búhos cornudos después de su muerte por causas naturales. Utilizaron un medio de contraste inyectable para mejorar la imagen de rayos X de los vasos sanguíneos de las aves, meticulosamente disecadas, dibujadas y escaneadas para permitir un análisis detallado.