Ciencia
El caso de la salamandra invencible
Si quiere buscar un animal prodigioso, fíjese en la salamandra. Si se le corta una pata, es capaz de regenerarla. Si se le provoca una lesión en la médula espinal, sus células nerviosas encuentran la forma de conectarse de nuevo. Incluso algunos experimentos ciertamente poco éticos han demostrado que las salamandras sobreviven a ciertas lobotomías, regenerando pedazos cortados de su cerebro.
Los seres humanos podrían soñar algún día con tener las propiedades regenerativas de las salamandras. Nuestra vida sería otra cosa, desde luego. ¿Cómo lo logran? Hasta ahora, se pensaba que las salamandras tenían a su disposición un prodigioso equipo de células pluripotentes, es decir, células que exhiben capacidades similares a las embrionarias, en el sentido de que se convierten en cualquier tipo de tejido. La idea es sencilla: si el animal pierde una pata, la regenera acudiendo a este equipo celular.
Capacidades embrionarias
Las salamandras son anfibios, y los seres humanos, mamíferos. Y como tales, no disponemos de células con estas capacidades "embrionarias". Por eso, un brazo amputado en una serrería no tiene remedio: o se restituye al cuerpo con rapidez mediante cirugía, y en el mejor de los casos se recupera una movilidad muy limitada, o sencillamente se aprende a vivir sin el brazo.
Sin embargo, estábamos equivocados con respecto a las salamandras, según un artículo que publica la ultima edición de la revista Nature. Lo que ocurre en realidad es que las células especializadas del anfibio, que forman los distintos tejidos, son capaces de retener la memoria del momento en que se formaron esos tejidos.
De acuerdo con Malcom Maden, zoólogo de la Universidad de Florida y autor del estudio, los distintos tipos de tejidos son los que se activan para restaurar los daños. Si se trata de nervios, intervienen las células nerviosas. Si es músculo o hueso quien recibe la lesión, serán las células óseas o musculares ya diferenciadas quienes se pongan manos a la obra. Si hay que restaurar piel, serán las células cutáneas quien se encarguen, aunque en este caso particular Maden observó que los roles se intercambian con las que forman el cartílago. tanto unas como otras pueden producir piel o cartílago.
Los experimentos se han realizado en un tipo de salamandra, el axolote, característico de la parte central de México. Si se le corta una pata, todos los tejidos forman una especie de bulto en el lugar de la amputación, y después de unas tres semanas, del bulto surge una pata completamente regenerada. En un diseño elegante, el equipo de Maden transfirió diversos tipos de tejidos modificados genéticamente con una proteína que brilla con la luz ultravioleta a varios axolotes, tanto en estado embrionario como adulto, para visualizar los orígenes y movimientos de las células trasplantadas.
La conclusión a la que han llegado su equipo es que los axolotes responden a los daños de la misma manera que los mamíferos: si nos hacemos una herida, intervienen las plaquetas de la sangre y las células cutáneas para cicatrizar la herida. Es decir, el proceso de regeneración lo lleva a cabo un ejército especializado de células, es decir, no un grupo indiferenciado. "Ocurre de una manera mucho más parecida a lo que sucede en los mamíferos, más de lo que esperábamos", ha indicado Maden.
La diferencia sustancial con las salamandras es que regeneran un miembro o un órgano debido a esa memoria celular que retienen sus tejidos, algo que desgraciadamente no sucede en los mamíferos. Hay un factor que se pierde, pero el trabajo le coloca a uno en la dirección adecuada para averiguarlo. "Nos da esperanzas para que algún día logremos averiguar la manera de regenerar los tejidos en las personas", concluye el experto.