Cataluña

Los Sumarroca frenan las pérdidas de la antigua Teyco, pero agravan la deuda

  • Reduce un 11% sus ingresos y recorta su plantilla
  • El auditor eleva las pérdidas hasta los 9,3 millones
Carlos Sumarroca y Jordi Pujol, cofundadores de Convergència | Fotografía: Luis Moreno

Iván Gutiérrez (Barcelona)

El imperio de los Sumarroca se fraguó durante la época dorada de la Convergència de Jordi Pujol, en gran parte, gracias a su constructora, la antigua Teyco. Pero la compañía que llegó a facturar casi 140 millones en 2010 gracias a sus numerosos contratos de obra pública, cerró el año pasado con unos ingresos de apenas 44,5 millones. Su facturación no ha caído tanto como se preveía a mediados de año -fuentes de la empresa situaban la bajada en un 50%-, aunque finalmente ha sido un 11% menor respecto al 2014.

El resultado final del ejercicio también ha mejorado a priori, y la firma presidida por Jordi Sumarroca Claverol ha pasado de registrar números rojos por valor de 11,6 millones al cierre de 2014, a finalizar con pérdidas de 357.450 euros el año pasado.

Aunque el auditor advierte de la existencia de 9 millones de euros que también deberían incluirse en esas pérdidas por unas "regularizaciones" que hicieron los Sumarroca ante el deterioro de participaciones en filiales y créditos mantenidos con éstas. Estos 9 millones están ahora en reservas, pero deberían sumarse a los 357.450 euros abocando unas pérdidas totales de 9,3 millones. En todo caso, los números rojos siguen siendo menores a los de 2014, pues entonces el auditor también aludió a 4,4 millones adicionales que habrían alzado el resultado negativo hasta los 16 millones de euros.

Pero el informe de 2015 va más allá, y también detecta otras irregularidades como 9,1 millones en concepto de "créditos fiscales por bases imponibles negativas pendientes de compensar" y explica que ante las numerosas pérdidas de los anteriores ejercicios "no se dan las condiciones para mantener dichos activos y la sociedad debería deteriorarlo y registrar un gasto por Impuesto sobre Sociedades por dicho importe".

De hecho, el auditor también avisa que los Sumarroca, en caso de desinversión, podrían vender sus activos por un valor menor al que tienen contabilizado, y que ello, "indica la existencia de una incertidumbre material que puede generar dudas significativas sobre la capacidad para continuar como empresa en funcionamiento".

La cuenta de resultados no engaña, sus activos se han encogido en 20 millones (casi un 30%) y su patrimonio neto se ha reducido a la mitad (11 millones) en sólo un año, sobre todo, según el auditor, "por el deterioro de sus existencias, participaciones y créditos mantenidos, así como su endeudamiento".

Aumenta la deuda un 44%

Precisamente, el indicador que ha crecido más y que señala la situación de la empresa es el de su deuda, que ha aumentado un 44% hasta alcanzar los 19 millones, sobre todo, con entidades bancarias. Incluso, la constructora mantiene avales de la administración pública por valor de 7 millones de euros, y con clientes privados que llegan a los 10 millones. También adeuda algunas cantidades (algunas aplazadas) a Hacienda, la Seguridad Social y por el IVA de 2014.

Y es que desde que la constructora se ha visto envuelta en escándalo del pago de comisiones a cambio de adjudicaciones de obra pública en el caso 3%, los Sumarroca han tenido que emprender acciones para revertir las pérdidas y su mala imagen.

En términos económicos, la principal operación es la venta de Constraula a la también constructora catalana Sorigué por unos 15 millones de euros (aunque se registró en 23 millones, los 8 millones restantes los asume la propia firma leridana para pagar el pasivo pendiente de Constraula). Esta desinversión ha servido a la compañía de los Sumarroca para mitigar su deuda y restablecer el equilibrio patrimonial de algunas de sus sociedades (como Castellbell o Rial Residencial, donde han inyectado 3,6 millones).

Recorte en personal y sede

A nivel de marca, los Sumarroca cambiaron el nombre de Teyco por el de Top Proyectos y Contratas para alejarse del estigma de empresa cercana al clan Pujol, tal y como adelantó elEconomista. La firma también se ha mudado de su denostada sede social en la Calle Cister tras los registros de la Operación Petrum. Sin embargo, este cambio también respondería a motivos económicos y de ahorro, ya que tras vender el inmueble donde estaban en la Avenida Tibidabo por 1,7 millones en 2013, el contrato en la calle Císter por 90.000 euros anuales debía durar siete años.

Después de rescindirlo antes de tiempo, la nueva sede, unas manzanas más adelante, cuesta casi la mitad, unos 48.000 euros anuales aproximadamente. Los recortes también vienen en el capítulo de personal, con una treintena de empleados menos. Por otra parte, y a nivel societario, la familia Sumarroca ha reordenado sus participaciones en TOP a través de una sola sociedad, Santa Ana Participaciones (que tiene un 85% de la sociedad y que aglutina a las antiguas Pilsuna (33,5%), Barsedana (25,8%) y Agricola Sumol (25,8%).

Lo que no han cambiado son sus dirigentes. Fuentes de la empresa aseguraron hace unos meses que su presidente, Jordi Sumarroca Claverol, que fue detenido e ingresó en prisión en verano de 2015, debía alejarse de la alta dirección, pero las cuentas siguen estando presentadas y firmadas por él. Se produce el hecho que, en los últimos días, la empresa ha vuelto al centro de la polémica por ser una de las presuntas favorecidas por el Ayuntamiento de Sant Cugat (gobernado por Convergència) y recibir pagos por facturas injustificadas.