Seat y el síndrome 'Pulgarcito'
Jordi Sacristán
Seat es la primera empresa industrial de Cataluña. El año pasado, la filial española de Volkswagen (VW) logró la mayor facturación de su historia, 7.497 millones de euros, y aumentó su plantilla hasta los 12.626 trabajadores.
La compañía que preside Jürgen Stackmann redujo a la mitad sus pérdidas -hasta 66 millones- y, por primera vez en mucho tiempo, logró alcanzar un flujo de caja positivo -cash flow- de 523 millones, cantidad que le permite autofinanciarse. Descárguese gratis el último número de elEconomista Catalunya
Seat debe mirar a Skoda
Pese a estos números positivos, Seat padece el 'síndrome Pulgarcito'. Aunque es la empresa industrial más grande Cataluña, la compañía es la más pequeña dentro de las marcas generalistas del grupo multinacional VW y, lo que es peor, la única que año tras año sigue tiñendo de rojo las cuentas de resultados que dirige con mano de hierro el presidente del comité de vigilancia del consorcio alemán, Ferdinand Piëch. El fabricante español es comparado de tú a tú con Skoda, la firma de la República Checa que VW compró poco después de Seat y que ha crecido mucho más y más rápido.
Skoda cerró el año pasado con una facturación de 11.758 millones de euros (4.000 millones más que Seat), vendió más de un millón de coches (frente a los casi 400.000 de la marca española) y, lo que es más importante, alcanzó un flujo de caja positivo de 2.065 millones y un beneficio neto de 698 millones. Estas dos últimas cifras han permitido al fabricante checo tener las manos libres para producir sus vehículos en el enorme mercado chino, mientras que Seat se ha tenido que limitar a intentar montar una red de concesionarios con coches importados que, como era de esperar, ha fracasado.
Seat ya no puede seguir escondiéndose debajo de la hoja de col y debe conseguir la rentabilidad suficiente para fabricar sus productos en los mercados con mayor crecimiento de las ventas de coches. Sin esa visión global, el futuro de la compañía dentro de Volkswagen siempre seguirá siendo cuestionado.