A lo largo de los siglos, y posiblemente últimamente como consecuencia del mal uso de la tecnología, hemos acabado por confundir comunicar con informar, y así es que muchas veces las reuniones, los consejos, los eventos y las conferencias se han convertido en peligrosos entornos donde se aplasta al asistente bajo toneladas de información que bien podría leer en su despacho o en su casa.
Ningún mensaje llega mejor o más rápido al corazón y a la mente de un ser humano que una historia bien contada. Captar la atención, motivar, entusiasmar y, en general, conducir la información por la vía de las emociones, son objetivos que difícilmente se pueden lograr mejor que contando una buena historia. Eso es porque los seres humanos somos criaturas narrativas y porque vemos verdad donde hay sencillez y coherencia. Por eso la mejor manera de abrir una reunión, de ejemplificar un problema, de plantear un caso o de establecer una serie de conclusiones es, simplemente, hacerlo a través de una buena historia.
Esto ocurre porque los relatos invitan al que los escucha a identificarse con sus protagonistas. Es un mecanismo que ocurre automáticamente cada vez que una persona lee un libro, asiste a una obra de teatro o ve una película. Las narraciones tienen el poder de hacer que nos sintamos parte de la trama. Por eso cuando se escucha una buena historia se comprenden conceptos instantáneamente, se ordenan ideas sin esfuerzo, se encuentra claridad donde sólo parece haber caos y, quizá más importante, se comprende la visión de quien la cuenta y se enciende el entusiasmo necesario para hacerla realidad. Los grandes líderes han entendido siempre a la perfección esta idea, y así es que, en multitud de ocasiones, se han servido de parábolas, mitos, fábulas, y de todo tipo de narraciones para comunicar sus planes y entusiasmar a sus seguidores.
El poder de una historia está en invitar a quien la escucha a formar parte de ella.
Muy de acuerdo en el contenido de este post, la idea mas importante para mi es “vemos verdad donde hay sencillez y coherencia”, esencial!
No en vano lo dijo un premio Nobel, Daniel Kahneman.
Me alegra que te haya gustado!