A menudo no relacionamos ciertos elementos de nuestra vida cotidiana con la productividad, como por ejemplo la alimentación. Estamos acostumbrados a decir a los niños que tienen que comer tal o cual cosa porque es bueno para su salud, y también somos conscientes de la gran importancia que tiene una adecuada dieta para los atletas. Es más, hoy día incluso los deportistas aficionados empiezan a serlo también a los complementos y suplementos nutricionales.
Sin embargo, tenemos dificultad para establecer esa misma relación en nuestro día a día. Pero lo cierto es que la diferencia entre el cansancio y la energía, la somnolencia y la concentración, o entre la eficiencia y la baja productividad, muchas veces está en la alimentación.
Baumeister ya nos ha contado que la fuerza de voluntad y la toma de decisiones se dejan afectar por nuestro nivel de glucosa, y por tanto algo que podríamos considerar es cómo garantizar el suficiente nivel de este nutriente sin recurrir al azúcar. También, podríamos concentrarnos en ingerir un adecuado balance entre proteínas, grasas e hidratos de carbono, o en repartir la comida en suficientes dosis a lo largo del día de forma que nuestro organismo no permanezca durante largos periodos de tiempo sin un suficiente aporte energético.
En la vida, como en el deporte, la nutrición es clave.
Demasiadas veces obviamos que la nutrición puede afectar a nuestro estado de salud y mental. El hecho de ingerir azúcares o glucosa es vital para el buen funcionamiento del cuerpo y del cerebro ya que sin estos, puedes tener bajadas de tensión, mal humor y eres más propenso a contraer enfermedades por tener unas defensas más bajas.