8:30 de un frío lunes y parece que los rumores de café eran verdad. Tenemos nuevo Gefe en la oficina. Sí, con G… Nosotros que tan acostumbrados estábamos a la “J” de esos Jefes autárquicos, mediocres, dibujados en el Medievo a través de gritos e imposiciones y que tan poco valor nos aportan. La nueva dirección ha hecho una apuesta firme en post de la felicidad laboral (o eso nos vendieron) y parece que hoy es el Gran día. El Gefe nos saluda amablemente y nos regala una sonrisa. ¡Qué extraña sensación!. Además luce un colorido traje sin corbata y acercándose uno a uno se va presentando, nos da la mano y nos convoca a una reunión dentro de 15 minutos en la sala de juntas. Lo curioso es que le veo sentarse en una mesa cercana a la mía. Parece que no va a hacer uso del despacho del anterior gerente.
Murmullos y una inusitada agitación generalizada recorre la sala de reuniones cuando terminamos de sentarnos. Él nos da las gracias por la puntualidad y empieza su discurso de presentación autodenominándose como GEstor de la FElicidad (GEFE). Nos señala que su cometido va a consistir en añadir y potenciar esa variable 🙂 en nuestro entorno laboral. Continúa diciendo que para ser productivos no hace falta meter horas sinsentido, sino que hay que conseguir ser eficientes y estar comprometidos con nuestro trabajo, y a ser posible disfrutar con lo que hacemos. Todo nos suena a proclamas propagandísticas pero parece que en su anterior puesto consiguió relanzar la compañía a niveles inimaginables haciendo uso de este novedoso sistema de gestión… de la felicidad. Nos asegura que ser feliz en el trabajo es necesario y más aún, que es posible si entre todos conseguimos generar el clima laboral adecuado. “Estudios recientes indican que una persona motivada rinde un 80% de su tiempo frente al 50% de una persona insatisfecha y no reconocida profesionalmente. ¿Y por qué no nos ponemos el reto de alcanzar el pleno rendimiento motivacional?”. Es un gran comunicador, no hay duda.
La propia realidad de las organizaciones, al igual que los modelos de gestión, están en constante evolución y adaptación al entorno. Vivimos en una era conectada al mundo, a la tecnología, al conocimiento y a la complejidad de las relaciones humanas. Para ayudar a conseguir que los trabajadores del siglo XXI sean felices hay que satisfacer unas necesidades básicas, muy diferentes a las de años atrás. Ya no vale con desagregar las horas de la jornada laboral en bloques indivisibles que imposibilitan la conciliación. Una persona que no tiene tiempo para disfrutar de su familia, de sus amigos, de su ocio es casi imposible que pueda rendir, felizmente, en su trabajo. Nos habla de la regla del tercio de la felicidad y que tenemos que redistribuir nuestro tiempo en el balance un tercio para el trabajo, un tercio para el corazón y un tercio para el descanso. Dando la importancia y el focus necesario a cada uno de estos tercios. Es decir, que si estamos disfrutando de un día de playa con nuestra pareja no conviene contestar mails del trabajo de manera recurrente. Obvio, ¿no?.
No hay que olvidar que el trabajo es una necesidad creada por la sociedad de consumo y al que dedicamos muchísimas horas de nuestra vida. Es normal que surjan nuevos modelos de gestión que intenten empoderar a la persona/empleado. El salario ya no es el principal indicador de la satisfacción de los trabajadores. Ahora se valora más poder trabajar en un buen ambiente laboral, el reconocimiento profesional y la calidad de vida antes que una buena nómina. “Porque tener una buena nómina que no te permita ser feliz,disfrutar de tu tiempo libre, ¿a dónde te lleva?.” Está captando nuestra atención.
La figura del Gestor de la Felicidad nace por tanto de la imperante necesidad de dar valor a las personas y no a las cifras. El Gefe tiene claro que para ser productivos hay que desempeñar una tarea que nos motive, que nos haga felices. Deberá potenciar el portfolio de capacidades de cada uno de nosotros: “voy a convertir vuestro talento e ilusión en euros”. Aquí es donde el rol del Gefe desbanca al tan denostado Jefe, dice tremendamente convencido. El talento de las personas es el motor que hace que las empresas existan como tal. “¿O acaso conocéis alguna empresa que funcione sin personas?”. Se hace el silencio en la sala. Su labor va a consistir en detectar el potencial intangible de los empleados para convertirlo en resultados tangibles, en mejores servicios, en mejor clima de trabajo, en una mejor relación con los clientes, en satisfacturación se atreve a denominarlo, facturar desde la satisfacción. Las organizaciones están compuestas por personas, y de potenciar la singularidad de cada una de ellas radica el éxito a largo plazo. “Conseguir altas cotas de felicidad laboral se ha convertido en un verdadero factor diferencial para aumentar la productividad de las empresas”. Las organizaciones del futuro están abocadas a generar equipos profesionales cualificados y multidisciplinares felices. Hay que satisfacer a los empleados y no únicamente al cliente. Cuida a tus trabajadores para que ellos mimen a los clientes, y por ese orden. El Gefe en este entorno debe proporcionar un espacio al empleado que no le permita siquiera pensar en un cambio profesional a otra compañía. Se genera de este modo el tan oído y místico orgullo de pertenencia.
El Gefe termina la reunión citando a Howard Gardner, neurocientífico y autor de la teoría de las inteligencias múltiples: “Recordar que una mala persona no llega nunca a ser buen profesional por lo que mi labor, a partir desde este mismo instante, será que alcancemos, juntos, el empréxito a través de la felicidad”. Un sonoro aplauso, lleno de convicción, inunda la sala. Confío, confiamos, en que esta nueva e ilusionante aventura tenga un final feliz.
*Concepto Gefe extraído del Motivulario de María Graciani
Espectacular informacion, esta es un area que me apasiona y que del area de mi formacion de RRHH la que mas me gusta desempeñar. Se que es dificil sobre todo al empresario entender este pensamiento. He tenido algunas experiencias que me han costado desarrollar pero que al final fueron gratificantes. Finalmente el ser humano esta hecho de afecto desde el momenot de la concepcion y para recibir afecto desde el momento del nacimiento, entonces somos afecto y por tanto quien se niega a eso¿?.
Seguire reforzando esta teoria, muchas gracias
Mil Gracias (con G mayúscula) Maria Luisa por tu amable comentarios. Saludos!. Aitor
Gracias por tu publicación Aitor,
Sin duda estamos en un gran momento crucial en que muchas empresas (y espero que los empresarios) se están dando cuenta de la figura del “GEFE”. Y estoy convencido que muchas empresas ya tienen esta a persona….. ahora solo falta que le dejen desarrollar su trabajo. Seguiremos aprendiendo y poniendo nuestro esfuerzo en ello.
EXCELENTE PERO POR AHORA UNA UTOPIA
Muchas gracias por tu comentario Marby 😉