
De reciente visita por tierras del interior de nuestro país, he detectado un síndrome en la actitud de familias, consumidores y gente en general, entre los que se encuentran los emprendedores, de cierta obsesión en vigilar los gastos hasta casi niveles obsesivos. NO es que esté mal controlar los gastos para evitar el despilfarro o gastos que no son productivos pero a veces tener solamente una visión del escenario que nos rodea desde una perspectiva del Gasto en lugar del Ingreso nos puede distorsionar elementos como la productividad, la ambición de progresar y las ganas de querer hacer CRECER nuestro proyecto.
Los emprendedores podemos caer en la tentación de querer controlar los gastos hasta la última consecuencia, haciendo peligrar inversiones y planteamientos futuristas. En épocas de crisis hay que cuidar el GASTO, pero ahora que se vislumbran los famosos brotes verdes, no hay que darle mayor atención que la que se merece desde el punto de vista del control y de la gestión.
Pongamos como ejemplo la enorme cantidad de impuestos que nos toca pagar en este país. Solo nos toca resignarnos y pagarlos aunque alguno podría plantearse irse del país a la tierra prometida (léase Silicon Valley). Lo mismo con el brutal coste energético que hay que pagar siendo el país donde se paga la tarifa más elevada y mermando la competitividad de nuestras empresas, especialmente las industriales. Poco se puede hacer y lo que hay que procurar es que no nos afecte nuestra moral y capacidad de resistir en estos frentes.
Ahora toca CRECER. Y para eso que mejor que ambicionar mayores ingresos. Es esa línea la que hay que apostar ahora y revertir todas las energías y movimientos corporativos en una dirección de ambicionar facturar más . Haz crecer tu negocio, tu proyecto. Invierte y sal del bucle que no te deja CRECER y que te puede mantener en una posición neutra o de “crecimiento cero”.
Si todos adoptamos un comportamiento similar de querer vender y facturar más, habrá más dinamismo, más alegría económica y sobretodo seremos más felices porque dejaremos de lado la tacañería, la negatividad, el ser cicatero y mezquino. Y se conseguirá un efecto de felicidad personal en familias, individuos y consumidores.
Se puede conseguir y solo hace falta tener una buena ACTITUD. Y eso es lo que va a marcar el devenir de tu proyecto. A por ellos!
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