
Todos podemos pasar por una época mala, de aquellas que uno se siente con la moral baja, desganado, sin ganas de empezar el día y con ganas que pase el tiempo volando para no tener conciencia de lo triste que es el momento. Uno mira alrededor y la cosa parece peor. Los Medios de comunicación se han empeñado en alarmar en lugar de informar y cuanto más drama puedan publicar, más mejor parece que le van las cosas. Pero hay gente que sonríe y da una pizca de optimismo a la vida y a la sociedad y su convivencia: los emprendedores. Cuando tengas un bajón, pégate a un emprendedor que te dará alas!!
Esta es la historia de Mario que se levantó un día con pocas ganas de vivir. Se encontraba desganada, un poco deprimido y con síntomas de querer ir al médico a ver si le pasaba algo. A lo largo de ese día, reflexionó de su estado y lo poco motivado que le parecía la vida. Tenía un trabajo, un buen sueldo, una familia y muchos amigos. Estaba en la posición ideal para muchos pero para él, se encontraba sin motivación alguna para seguir.
Al día siguiente, más de lo mismo. Y al otro igual. Decidió irse al médico porque se encontraba también más cansado y le diagnosticaron que estaba fuerte y sano. O sea que no le pasaba nada de nada.
Una mañana de aquella segunda semana se fue a un parque a pensar sobre si mismo. Se dio cuenta que el problema lo tenía él, en su mente y que debía afrontarlo. Por casualidad de la vida, se topó con un conocido suyo. Éste le explicó lo bien que le iba la vida, no tanto por el posible éxito empresarial del proyecto que había emprendido, sino por su total apego a la vida y a su disfrute.
Fue un momento estelar en la reflexión de Mario. Al volver a su casa, y mientras meditaba sobre la conversación mantenida con su colega, se dio cuenta que él estaría bien. Había tenido un bajón pero aquel emprendedor le había enseñado que la vida hay disfrutarla con cariño, afecto, amistad, estima, interés, afición, inclinación, simpatía, solidaridad, cordialidad, devoción, adoración, querencia, adhesión. Le faltaban palabras para describir lo que sentía ahora con más fuerza que nunca.
Mario también era emprendedor y al volver a casa, se dispuso a retomar la senda de su camino que tenía muy bien trazado. Su felicidad volvió y ahora nos cuenta que es él quien intenta transmitir y contagiar con optimismo y felicidad el buen sentir por la vida.
Aprendamos de la experiencia de Mario. Todos podemos tener momentos de bajón, pero no podemos capitular de nuestro estado de gracia que no es más que decidir en todo momento el tipo y estilo de vida que queremos tener.Los emprendedores tienen aquí ventaja al vislumbrar con experiencia propia el estado de muchos puesto que antes de emprender han experimentado todo tipo de vivencias.
Todos tenemos días de bajón, incluso los emprendedores. Creo que puede ayudar tener un post-it cerca con los objetivos que nos marcamos a principio de año. Seguro que han habido avances. Y sino, se trata de buscar las causas del estropicio y buscarle soluciones. Una vez hayamos redirigido nuestro camino, la moral estará mucho más alta.
Hay que ver lo mal escrito que está este artículo. La conversación “mantuvida” y otras mil barbaridades más, como ausencia de tildes, preposiciones y espacios después de puntos. Alucinante.
Muy buen post que me ha ayudado a reflexionar de mis momentos bajos. Yo añadiría que es bueno diferenciar entre pensamientos y realidad. A veces estamos muy obsesionados en los pensamientos cuando la realidad es más bonita y cercana a nuestra felicidad. Luisa! Gracias Oscar.