NO hay nadie que se atreva a cambiar los privilegios de los funcionarios en cuanto a seguridad laboral pero la actual crisis está potenciando medidas que erosionan el bienestar social y ganancias ya asumidas por los ciudadanos. En el campo laboral, veremos muy pronto el debate de erradicar ciertos blindajes en el cuerpo funcionarial y medidas para acabar con el contrato de por vida y su equiparación al contrato normal de cualquier trabajador por cuenta ajena.
Y es que los políticos no saben como sacarnos de esta crisis. Y entonces tendrán que reaccionar ante el embite de los especuladores internacionales que presionarán por medidas draconianas en torno a la reforma de medidas estructurales, entre ellas el estatuto de los funcionarios. Se los van a cargar literalmente hablando.
En plena campaña de elecciones de algunas zonas del país, el tema quedará aparcado por los políticos ya que no se atreverán ni tan siquiera a plantearse cualquier tipo de reforma. Estas son necesarias y hay que introducir elementos adicionales a la remuneración y productidad de los funcionarios.
Lo que se está planteando no es ninguna discriminación. Es simplemente una igualdad de derechos entre todos los ciudadanos y trabajadores. ¿Por qué en una coyuntura social y económica que va a perdurar posibelmente décadas, unos tienen que ser más guapos que otros.
El camino de las reformas no ha hecho más que empezar. Ya se escucha alguna voz, como la del Vicepresidnete del Gobierno Manuel Chaves en aras a discutir con las fuerzas sociales. Otros como el nuevo presidente del Instituto de la Empresa Familiar (IEF), Isak Andic, indican que se aplique a los nuevos funcionarios una estabilidad en los puestos de trabajo similar a la de la empresa privada y una retribución variable ligada a la productividad.
En otros países ya se ha empezado a actuar. Y el pánico ha llegado a nuestros funcionarios que empiezan a discutir y planear futuros escenarios en su propia casa. Es lógico que se organicen y defiendan su estatus y sus privilegios. Cualquiera lo haría en su posición.
Desde nuestra plataforma queremos comunicar que una Administración más ligera no iría nada mal. Se eliminarían procesos y burocracia, y se aligeraría una jeraquía que mantiene a la propia Administración en situación de parálisis o de gigante sin movimiento. Lo más necesario es eliminar a todos aquellos jefes que desempeñan cargos dudosos y de poca repercusión para el bienestar social y del propio funcionamiento de la Administración. De estos hay muchos y la productividad de las administraciones públicas aumentaría de forma espectacular, además del consiguiente ahorro en las cuentas del Estado, autonomías y entes locales.
Pero es que aquellas personas que perdiesen el empleo, podría iniciarse como Emprendedores y vivirían mejor y con más felicidad, además de un desarrollo profesional no conocido por ellos mismos. Habría que formales lógicamente pero eso es totalmente asumible por la sociedad.
¿Quién empezará con la rotura de este bucle de la estabilidad de los funcionarios? Posiblemente serán los especuladores de los mercados internacionales quienes impondrán su criterio.
¿Por qué se empeña todo el mundo a hacernos a los funcionarios responsables de todo? Cuando había vacas gordas, nadie se acordaba de nuestro incremento del 2% anual, mientras en otras profesiones se forraban literalmente. Cuando decidimos entrar a la función pública no fue por dinero, sólo por la estabilidad que ello conlleva. Estabilidad que, por cierto, cualquiera puede conseguir estudiando una oposición contra otros miles de aspirantes. Por favor, la culpa de la crisis no es nuestra, ya se nos ha bajado el sueldo para regocijo del resto de la sociedad.
Esto que propones está muy bien, y que cada vez que haya elecciones en cualquier administración venga el político de turno y eche a todos los funcionarios y ponga a sus colegas con todas las bendiciones.
Entonces si que va a funcionar esto con agilidad, sobre todo para unos cuantos.
Para ver vivir.
Actualmente la ley contempla la evaluación del rendimiento de los funcionarios pero no se aplica es más cómodo desde arriba legislar y luego no aplicar o dejar para un posterior desarrollo lo que se legisla, como ha ocurrido en el Estatuto Básico de la Función Pública. La mayoría de los empleados públicos nos debemos a la función pública aunque se nos haya ignorado o tachado de tontos en la épocas de bonanza por haber soportado una continua pérdida de poder adquisitivo y ahora seamos aparentemente los responsables de la actual crisis. ¿ Dónde están los que se han enriquecido con los inmuebles ?, ¿ Dónde están los que han derrochado en subvenciones y otros gastos innecesarios los ingresos estatales?, ¿ y los que han vivido por encima de sus posibilidades ?. Busquen a los verdaderos responsables y déjennos en paz a los que cumplimos honestamente con nuestro trabajo. ¡ Ah ! si quieren ser empleados públicos; es sencillo, no tengan antecedentes penales, estudien hasta conseguir la titulación necesaria para el grupo al que quieran acceder, aprueben una oposición y por supuesto estén dispuestos a desplazarse a donde les destinen, muy probablemente lejos de su familia, y por último soporten congelaciones y disminuciones salariales y el estar mal mirado por ser Funcionario.