La locura de Del Rivero
Hay una cosa buena de la crisis, que pone las cosas en su sitio. El cese de Luis del Rivero como presidente de Sacyr devuelve la normalidad a la empresa. Del Rivero estaba empeñado en que los bancos le refinanciaran los 4.900 millones que empleó para la compra del 20 por ciento en Repsol, pero una parte de éstos se habían negado de plano y otros sólo en parte. Con los mercados de deuda cerrados, la banca intenta achicar el riesgo de todas las maneras posibles. Lo razonable y, probablemente lo que se haga, es vender entre el 5 y el 10 por ciento de Repsol para pagar una parte de la deuda y refinanciar el resto. Pero Del Rivero se negaba, porque sus ambiciones no eran económicas -«a mi el dinero me importa un bledo», señalaba-, sino personales. El pretendía mantener ese porcentaje para hacerse fuerte junto a Pemex al frente de la petrolera y poder tomar el control de ésta en algún momento. Una locura, que los tiempos de escasez económica no le han permitido. Así es la vida.