Los pagos a Wikileaks

He leído atentamente el reportaje-editorial escrito hoy en El País por su director, Javier Moreno, en el que cuenta sus contactos con el fundador de Wikileaks, Julian Assange, y me ha quedado un sabor agridulce. En primer lugar, porque el artículo viene a ser un canto a la libertad de expresión de la prensa frente al poder. Creo que el mérito, en este caso, es menor, porque qué medio escrito se negaría a publicar las informaciones secretas obtenidas por Wikileaks. Pocos o muy pocos. Es como un dulce difícil de rechazar. Y en segundo lugar, porque dedica una parte del texto a desmentir que haya pagado un sólo euro por la información, lo cual me hace sospechar que existe alguna contrapartida, porque si no para qué negarlo. El País, al igual que el resto de grandes periódicos escogidos por Assange, ya han pagado a éste publicando los cables. El error de los documentos publicados hasta ahora por Wikileaks es que no estaban respaldados por medios escritos, lo que debilitaba enormemente su credibilidad. Assange ha escogido a estos periódicos para dar veracidad a sus papeles y con su colaboración obtiene el mejor dividendo, la credibilidad. A partir de ahí, no creo que tenga problema de financiación para sus próximas hazañas. Wikileaks ha descubierto algo más triste, que Moreno elude decir, que ninguno de los grandes periódicos, por muy influyentes que sean, ha logrado por sí sólo esos documentos. Eso dice mucho de la libertad de la prensa y de cómo su influencia se convierte en su mayor mordaza en muchas ocasiones. No pueden o no se atreven a denunciar cosas, que sí hacemos los medios más pequeños como éste. ¡Toma nota, Moreno!

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